Los peloteros peruanos, convocados a la actual selección, vienen reclamando ante la Fifa pues no quieren jugar en el calvario caluroso de la ciudad de Barranquilla. El exceso de sol es, para ellos, un atentado a sus vidas acostumbradas al frío cotidiano, al cielo encapotado, al abrigo como vestimenta. En sus memoriales, dirigidos a todos los medios de comunicación del mundo, los jugadores incaicos piden encarecidamente que se busque otra ciudad en la misma Colombia para que se realice el partido por la eliminatorias al mundial de Rusia. Pero si no es posible cambiar de sede, los organizadores podrían presentar un estadio diferente.
Ese estadio diferente tendría equipos de aire acondicionado distribuidos en las tribunas y detrás de los arcos. Un estadio en esas condiciones impediría el exceso y el abuso del calor y permitiría que los futbolistas peruanos hagan sus fintas, sus quiebras, sus huachas o túneles y otras manifestaciones de la reconocida destreza que les anima. En pleno calor los futbolistas peruanos como que se encogen o como que pierden sus capacidades de jugar bien y perder el partido.
El actual mandatario de la Fifa, el señor Blatter, ha acogido la protesta con prontitud y le ha dado a sus asesores para que estudien el caso. En declaraciones a la prensa internacional, el alto funcionario ha dicho que está de parte de los jugadores peruanos, que en verdad es inhumano romperse en un partido jugado en el infierno del ardiente sol. Por eso tratará de satisfacer el requerimiento de los bravos muchachos aunque ello le podría acarrear problemas con los colombianos. En otro momento, ya lejos de los periodistas que le entrevistaban, dijo a sus amigos que le acompañaban que mejor sería que el partido entre Perú y Colombia se juegue en el estadio de Barranquilla en una cancha asentada sobre bloques de hielo.