El candidato César Acuña es de una raza tan distinta que cuando vio la inusitada aceptación que tenía entre la gente el movido baile de Yahaira Plascencia no dudo un instante en cambiar el curso de su campaña. Hasta ese momento el citado había ofrecido plata como cancha para el beneficio de los votantes más pobres. Había también hecho promesas vagas sobre esto y aquello y así sin nada más interesante que mostrar estaba tercer lugar en las encuestas. En realidad, estaba muy lejos del primer lugar y el tiempo se acortaba. Es posible que ese factor hizo que el señor Acuña, Hombre de raza tan distinta, contratara los servicios bailables de la afamada novia del pelotero que también movía la parte posterior.
La bailarina se convirtió de la noche a la mañana en la estrella de las presentaciones políticas del candidato Acuña, un varón de una raza distinta e inclasificable en el tablero de las otras razas nacionales. A partir de allí, de la presencia de la bailarina moviendo la retaguardia fue la atracción de Acuña. Era solo eso, el baile y nada más, porque eso es lo que gustaba a la gente. La bailarina también parecía de una raza distinta pues no se cansaba ni era afectada por el cambio de clima. Se movía con frenesí tanto en la costa como en la sierra. Así fue como el señor distinto comenzó a atropellar en las encuestas.
En la ciudad de Iquitos el candidato de la raza distinta arribó en mal tiempo, en tiempo de carnaval cuando todo el mundo se vacilaba a lo grande. Debido a ello el público no asistió a la plaza 28 de Julio donde Yahaira Plascencia dio un baile de infarto, pidiendo a los bravos iquitenses que votaran por el señor Acuña. Pero pese a todo el de la otra raza siguió subiendo en las intenciones de voto.