La amenaza del abismo

El primero que imaginó o soñó  con una Europa unida fue el gran poeta florentino, Dante Alighieri. Siglos antes de todo, antes de que a nadie se le ocurriera semejante utopía, el autor de la “Divina comedia” visualizó un continente sin fronteras, ni divorcios, garantizando así su grandeza. Después que ocurrió esa alianza, parecía que se iba a fundar un gran porvenir para millones de seres de tantos países del viejo continente. Pero pasados los años, ocurridos tantos hechos, caídas las ilusiones del pasado reciente, el sueño se ha vuelto una pesadilla del que muchos tardarán en despertar y que podría convertirse en un serio impulso hacia el abismo de un colectivo de naciones que despertó en su momento grandes expectativas.

Escribimos sobre los parados, desocupados o desempleados, algo que solo se podría suponer que infestan los países pobres, tercermundistas o sub desarrollados que parecen no tener futuro. Pero nos referimos a la culta y avanzada Europa que tiene en su haber más de 25 millones de desocupados. La cifra es alarmante, escandalosa, sobrecogedora.  La recesión que no cesa, que aumenta,  impide la creación de puestos de trabajo, impide que los jóvenes accedan al mercado laboral. La cuestión  del empleo podría desencadenar una crisis feroz,  un desastre económico en cadena. Es decir, el abismo que ya se anunciaron con más énfasis en Grecia, Irlanda, España.

El poeta que murió en el destierro después de imaginar el infierno, y que imaginó que el porvenir estaba en la unión de tantos países,  se equivocó. La unión no hizo la fuerza en los países que integran ese colectivo. Entre nosotros, los peruanos del escaso trabajo, de los malos sueldos, del recurseo para sobrevivir, no estamos tan lejos de la crisis del empleo. Las cifras todavía no nos escandalizan. Pero debemos prepararnos para que no nos sorprenda sin saber qué hacer.