Manchari

Tremendo susto. Más de un hincha tuvo que tomar su agüita azucarada para superar la volada disfrazada de noticia sobre una supuesta suspensión del campeonato de la Copa Perú al equipo engreído de los loretanos Alianza Cristina. Incluso el “Negro” Navarro, hijo de Tito Navarro, desde la capital de la república deslizaba esa posibilidad y que estuviéramos atentos al fallo de la Federación Peruana de Fútbol. Hasta el cierre de edición no hay nada en concreto, lo único cierto es que los jugadores del Datém ya están en Pucallpa, atentos y cuidadosos, pero del zancudo del dengue.

Feas voladas

Otra volada fuerte y de mal gusto, desde antes de ayer, fue la posible muerte de dos personajes de la política loretana, Charles Zevallos y Jorge Chávez Sibina. Las llamadas a las salas de redacción y a los teléfonos personales de los periodistas eran impresionantes, todos querían saber qué tan cierto eran estas lamentables noticias. Otra vez más alguien irresponsablemente y sin ningún grado de consideración con la familia de ambas personas, soltó el rumor y provocó todo lo que provocó. Tenemos conocimiento que el entorno familiar de los mencionados están tremendamente fastidiados y molestos. Cualquiera en sus lugar lo estaría, sin duda alguna.

Quién sana a la sanidad

Un operativo policial con presencia del Ministerio Público puso al descubierto y confirmó algo que era vox populi, la mafia generada por malos elementos policiales en la Sanidad de la PNP, donde un brigadier cayó con el cochino dinero de 200 soles, producto del cobro a un ciudadano, para limpiarle el dosaje etílico. Un verdadero escándalo, sin duda alguna, pero que debe pasar de lo meramente policial a una reflexión sobre las múltiples denuncias de gente que manejando borrachos sus vehículos, ocasionaron heridos graves y muertes, pero que al final salían bien librados de toda denuncia. No había pruebas para acusarlos. Eh ahí el detalle, diría Cantinflas.

Pobres equipos

Todo parece indicar que en Electro Oriente hay un epiléptico o un enfermo de Parkinson o no sé qué, porque esos cortes constantes, intermitentes, guiñadores, a cada rato, sólo pueden ocurrir si alguien está jugando o tiene tembladera y por eso aprieta el botón como si fuera timbre. A eso hay que sumarle que esa bromita eléctrica, deja en mal estado, si antes no quemó, equipos y electrodomésticos en hogares y oficinas. Ahora explicaciones habrán muchas y de las inimaginables por parte de la empresa y por eso… ¡plop!… sorry, se fue de nuevo la luz…

La feria del caos

Se viene la Navidad y eso es sinónimo de paz y amor, pero para los vecinos de la zona del mercado de Belén esa cercanía significa que se viene la feria y consecuentemente la estampida de ambulantes que tomarán por asalto las calles aledañas, principalmente Próspero. Y con todo esto viene el caos vehicular, aumenta la inseguridad ciudadana: robos, asaltos, amagos de incendio y corto circuitos. En pocas palabras, una ciudad que se degrada a las épocas salvajes. Una urbe que renuncia a las normas elementales de convivencia por la descarada conveniencia de vendedores y autoridades. Llega diciembre y con él el desorden total en Belén.

 

1 COMENTARIO

  1. Que las autoridades Loretanas tomen la uña rallada de la alcaldesa de Lima; ella se ha enfrentado a los transportistas de lima, a los comerciantes de la Parada con el fin de «ordenar» los servicios que prestan, aun con el riesgo de ser revocada, Acaso en Iquitos ¿no es posible poner orden?, hacer sentir el principio de autoridad y ordenar de una ves por todas la ciudad, ya en una oportunidad un alcalde no permitio la instalacion de esta feria de navidad por todas las razones indicadas en el comentario periodistico, ¿No podemos seguir este ejemplo?.
    Solo las autoridades incompetentes tienen miedo al que diran del populorun, ahora que tenemos una alcaldesa accesitaria creo que es el momento que ella que no tiene porque temer del rechazo de estos comerciantes y de las personas de mal vivir que generan la inseguridad ciudadana, los robos asaltos y otros se ponga pantalones y bien asegurados para evitar las «perlitas» indicadas en el comentario periodistico.

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