Vergüenza y asco
Pobre de los iquiteños porque nos llenamos la boca diciendo que vivimos en la isla bonita, pero basta con dar una vuelta por el mercado de Belén para darnos cuenta que estamos en la isla cochinita. Es una verdadera vergüenza, lo que tenemos como principal centro de abastos de la capital de la región más extensa y grande del país.
Que cada quien asuma su culpa
Si bien es cierto en primera fila de responsabilidades están las autoridades, luego los propios comerciantes, a la población, a los que día a día acudimos a comprar los productos alimenticios que vamos luego a degustar, de hecho que nos toca parte de la culpa. Porque, hasta donde recordamos, nunca hemos protestado, reclamado o indignado activamente contra este atentado contra la salud pública. Estamos comiendo productos que venden en medio de las deposiciones de los gallinazos, ratas, alimañas y demás animales callejeros y nadie dice absolutamente nada de nada.
Los vendedores que no se hagan los locos
No es por nada pero los vendedores también tienen que poner más de su parte, no es posible que toda la culpa le arrimen a los demás, pero ellos solo se preocupan de vender y vender así estén sobre un cerro de basura. Una cosa son los problemas y otra la costumbre de ofertar sus productos sin ninguna preocupación por la salud e higiene. Si se organizan debidamente, pudieran tener los mercados muchísimo mejor de lo que están actualmente. Es su centro de trabajo, es lo que les da de comer a ellos y sus familias. Eso parece que no les importa.
¿Y dónde está el alcalde?
Pero el que se pasó de tremendo irresponsable es el alcalde -¿o ya renunció?- de Belén, Richard Vásquez, por desaparecer en medio de tantos problemas que atraviesa su distrito. Él es el mejor ejemplo de aquellas personas que se matan queriendo ser elegidas autoridades. Hacen una campaña con tal despilfarro de dinero para que tras lograr su objetivo no sean ni chicha ni masato. Lecciones que debemos aprender como ciudadanos.
Más voluntarios
Saludamos la incorporación de 64 nuevos bomberos voluntarios a la Comandancia Departamental de Loreto. De esta manera se mantiene latente, principalmente en los jóvenes, el espíritu solidario y de amor al prójimo, a pesar de que en los últimos tiempos, los hombres y mujeres de rojo, reciben agresiones, insultos. Esto es bueno, porque debemos todos entender que estamos ante gente valiosa, que nos protegen y nos cuidan. Más bien debemos ser más firmes e exigentes con las autoridades de todos los niveles, pues a ellos debemos reclamarles por lo mal implementados y equipados que están nuestras compañías. Así de claro.
El papa en Latinoamérica
Llegó el papa Francisco a Chile y en dos días estará en territorio peruano, eran las 5:15 minutos de la tarde cuando el avión que le traía de Roma aterrizó en el aeropuerto de Santiago. Allí fue recibido por la presidenta Michelle Bachelet. De esta manera llega a Latinoamérica, su continente. Y aunque no ira a su natal Argentina, un millón de sus paisanos ya cruzaron la frontera para asistir a las actividades en suelo chileno.
No a la religión del odio
Lo cierto es que esta cultura -o incultura- de la intolerancia que nos tiene polarizados, hace que la visita del máximo representante de la iglesia católica despierte una serie de reacciones. Lo lamentable, es el irrespeto, el odio, hacia los que piensan distinto. Hacia los que profesan o creen en otra religión. Lo increíble es que viniendo de quienes dicen creer en un Dios del amor, lo que emanan es rencor y bilis. Respetos guardan respetos, de uno y otro lado. Somos un Estado laico, es decir, debemos ser tolerantes con todas las manifestaciones religiosas sin una pizca de odio o maldad. Total, eso no es de creyentes.
Saludo presidencial
El presidente Pedro Pablo Kuczynski, saludó este momento con un mensaje a su santidad en su twitter. “Bienvenido papa Francisco a tierras latinoamericanas. Nuestros pueblos esperan con entusiasmo su mensaje de unidad y esperanza. En pocos días tendremos el honor de recibirlo en el Perú. Lo esperamos”, dice el texto.