En el estadio Max Agustín, Jampier Cano y Marcial Salazar se reunieron para dejar atrás el altercado ocurrido durante un partido. Cano expresó que su intención nunca fue agredir al entrenador Salazar, sino que la situación fue un malentendido típico del fútbol. “No quiero hacerle daño a nadie, y entiendo que esto son cosas que pasan en el calor del juego”, afirmó.

Salazar, por su parte, reconoció que hubo un desacuerdo, pero enfatizó que se trató de un incidente fortuito y no de una falta de respeto intencionada. Ambos acordaron que es fundamental centrarse en el futuro y en los próximos compromisos que enfrentan con sus equipos, el Dolce y el Estudiantil CNI. “Lo más importante es seguir adelante y representar bien a Loreto”, destacó.

La reconciliación entre los dos se presenta como un paso positivo para ambos clubes, que buscan mejorar y consolidarse en la liga. Cano y Salazar coincidieron en que, a pesar de las tensiones pasadas, el enfoque debe estar en el crecimiento de sus jugadores y en el desarrollo del fútbol en la región.

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