Por: Moisés Panduro Coral
En nuestro medio, no es extraño escuchar discursos políticos y peroratas en medios de comunicación que lejos de atraer la inversión privada, buscan desmerecerla y desalentarla. En su mayoría, quienes pretenden desacreditarla lo hacen por prejuicios ideológicos, por apego a teorías decimonónicas, o por desconocimiento o falta de sintonía con las tendencias mundiales, más que por razones de experticia. Todavía tenemos “incendiarios”, como los llamó el maestro Jorge Basadre, que quisieran que el Perú sea una inmensa hoguera donde se carbonicen las aspiraciones de prosperidad de sus habitantes, y se incineren las iniciativas que favorezcan un desarrollo sustentado en la productividad, la rentabilidad y la competitividad del emprendmiento privado.
Podemos citar varios casos, pero tenemos uno, el más reciente, que ha significado un retraso de varios años de la ciudad de Iquitos respecto de otras ciudades de la amazonía. Una pequeña disputa sobre unos cientos de metros cuadrados de terreno ha traído como consecuencia que uno de los proyectos de inversión privada más importantes de los últimos años se paralicen por dos años. Me refiero al centro comercial denominado Mall Aventura Plaza que tiene por finalidad desarrollar un espacio físico moderno para satisfacer las demandas y necesidades de bienes y servicios que tiene una ciudad-mercado de medio millón de habitantes para ser vivible y competitiva.
El proyecto debe generar varios beneficios. En primer lugar, el ingreso de más de 100 millones de dólares que dinamizará notablemente la economía local en la forma de adquisiciones de bienes y servicios que se requerirán para su construcción y operación. Esa inyección de inversiones representa además la creación de 2,500 empleos durante la etapa de construcción de la infraestructura y de 2,000 empleos durante la etapa de operación, esto último entre personal de atención en las tiendas y personal dedicado a las tareas propias de la operatividad como son: seguridad y vigilancia, limpieza, mantenimiento, funcionamiento de la playa de estacionamiento, entre otros componentes.
Al mismo tiempo, un centro comercial de la magnitud del Mall Aventura Plaza desencadenará la puesta en marcha de 110 nuevos locales comerciales que contribuirán a brindar una mejor atención a los consumdiores y a incrementar los ingresos de los pequeños empresarios que, a su vez, con buen critero y con el surgimiento de nuevas condiciones propicias, pueden multiplicar sus inversiones en otros rubros de la economía regional. Podemos mencionar también como beneficio el mejoramiento de la vialidad y de la imagen urbana de Iquitos, pues esa cuantiosa inversión traerá aparejado, de manera conexa, una reducción de la congestión vehicular y la modernización de las vías de acceso peatonal.
Sumado a lo anterior, tendremos la revalorización de los terrenos aledaños al proyecto, la formalización y ordenamiento del comercio retail, y consecuentemente, el incremento de los ingresos municipales por los tributos a cobrar. Por eso, celebro que los inversionistas y directivos de este importante grupo empresarial hayan hecho conocer en una reciente reunión con el gobernador regional de Loreto, su persistente apuesta por Iquitos y por la región Loreto, a pesar de los obstáculos, de los desencuentros y de esos discursos torpes contra la inversión privada que, por estos lares, aún tienen auditorio.
Tenemos que seguir destrabando otros proyectos de inversión privada. Debemos impulsar la Hidrovía Amazónica, o más específicamente, la navegabilidad fluvial en los tramos Iquitos-Saramiriza-Santa Rosa (ríos Maraón y Amazonas), Yurimaguas (río Huallaga)- confluencia con el río Marañón y Pucallpa (río Ucayali)-confluencia con el río Marañón por 70 millones de dólares; y acelerar la interconexión al sistema eléctrico nacional, o más concretamente, la línea de transmisión eléctrica Moyobamba-Iquitos por 500 millones de dólares que actualmente tiene un avance de 17%.
No puede concebirse el desarrollo regional sin inversión privada. Eso se debe entender.