Huancayo: un valle de lectura y cultura
Esta semana estuve en la 5° edición de la Feria del Libro de Huancayo, no solo presentando mi libro Resplandor (editado por Tierra Nueva), sino imbuyéndome un poco de su muy dinámica y sorprendente organización, modelo de autogestión cultural.
Desde el 2009, ininterrumpidamente, el sueño de Willy Mateo, dinámico empresario local, se ha ido llevando a cabo con buenos resultados. Permitir que la población interactúe con autores, intelectuales y promotores culturales a través de conversatorios, presentaciones, recitales le ha granjeado el reconocimiento en una ciudad donde el comercio bulle pero, donde, como casi siempre suele pasar, las autoridades suelen ser poco afectas a destinar fondos y apoyos suficientes.
De hecho, la inversión más fuerte de la Feria recae en Mateo, quien logra armar a paso firme y con mucho entusiasmo. Su buen humor es contagiante, sobre todo porque logra que la indiferencia oficial (es sorprendente la ausencia del gobierno regional de Junín en una actividad de estas magnitudes) se convierta en un motor para el emprendimiento.
Mateos se vale del empeño y de un equipo de primera, donde destaca su directora cultural, Kati Retamozo (amable, inteligente y muy efectiva), para armar un campo ferial que se ubica en la céntrica plaza Huamanmarca –al costado de la municipalidad provincial – y llenarlo de expositores, autores y, claro está, público masivo.
Este año, más de 60 stands ofrecen libros a precios bastante razonables, incluso más baratos que en Lima. Interesantísimo, teniendo en cuenta que el 90% de dichos expositores han llegado específicamente para esta feria y sus productos usualmente tienen un valor más alto. La apuesta de la organización es que la gente pueda acceder a ofertas lo suficientemente atractivas en un mercado editorial aún emergente.
Pero lo más atractivo es la programación cultural. Más de ochenta invitados nacionales e internacionales en alrededor de doscientas actividades que se realizan desde el 18 hasta el 30 de junio. En ellas no solo ha mostrado la calidad de los expositores, sino, adicionalmente, una cobertura que desde las redes sociales ha mostrado su efectividad y pertinencia. Además, se han instaurado por primera vez los concursos literarios de la Feria, con un alto nivel de participación y calidad.
En lo personal, durante el fin de semana que estuve pude encontrar eventos de primera. Escuchar a Delfina Paredes recitar poemas de Vallejo es una experiencia inolvidable, lo mismo que tener las experiencias de Saúl Peña, las enseñanzas de Jaime Cabrera (capo detrás del blog Lee por Gusto) o escuchar, por boca de Marco Avilés, los secretos detrás de la realización del nuevo número de Cometa, la primera revista de comics de la galaxia, el talento poético de Arturo Corcuera o la memoria dura del soldado desconocido, en la voz lúcida de Lurgio Gavilán; además de recitales e interacción con escritores huancaínos. Un lujo.
Un modelo como el de la Feria del Libro de Huancayo, tanto en gestión como organización, que sea efectivo a pesar de las limitaciones, es probablemente el que se pueda adoptar en otras realidades nacionales. Aquí hay trabajo y tesón. Ojalá se mantenga por mucho tiempo.