Escribe: Jorge Martín Carrillo Rojas
Cada primera semana de agosto desde hace ocho años, recuerdo en mi cuenta de Facebook, mi ingreso a uno de los medios de comunicación más importantes del país. Aunque si tomo en cuenta mi paso inicial en 2002, debería ser mi reingreso.
Laborar en RPP Noticias, tras mi paso por varios medios de comunicación como Pro y Contra que me acoge, me ha permitido descubrir y reafirmar en mí que el periodismo, o las comunicaciones como algunos quieran llamarlo, es algo que me apasiona.
Sin embargo, mi experiencia como corresponsal data de años atrás cuando por casi dos lustros fui responsable de la corresponsalía de Andina de Televisión, o ATV para que les sea familiar. Tiempo después de ausencia en medios nacionales volví a los ruedos y vaya que han sido de momentos intensos, anécdotas y vivencias enriquecedoras.
En estos años como corresponsal junto a mis colegas nos ha pasado de todo. Al momento de escribir en mi cuenta de Facebook se me vino al recuerdo comisiones de todo tipo. Como aquella que con Pedro Paredes de América y Darwin Arévalo de Latina, en su momento. Tuvimos que dormir al pie de la estatua de la plaza de Nauta, estábamos literalmente pelados, sin dinero, por motivos que en futuras crónicas les contaré.
Tiempo después ingresarían Carlos Ampuero a América, el ahora terror de la notas en primicia y Delcar Rosales a Latina, el cerralón número uno de las noticias. Sin olvidar a John Guevara, el del saludo con el brazo extendido, de TV Perú. Ahí está el siempre callado pero pensante Christian Pérez su ventana de Panamericana junto a la negrita Jennifer Flores de ATV, hoy en modo espera y con la suplencia, o ya titularidad de Coco Isaac Coquinche. Los redactores de La República: Julia Saldaña, Gisela Vásquez, Miguel Lizarzaburu y Jean Martín Murayari, y el novel Omar Ríos, el reportero exitoso de Exitosa, y por ahí está el más chibolo del grupo, el viejo Teddy Arrué y el colaborador de El Comercio, el chino Mario Daniel Carbajal.
No hay comisión en la actualidad en la que no nos crucemos, discutamos y al final terminemos haciendo un salud o matándonos de la risa, luego de recibir los asfixiantes gases lacrimógenos o pasar todo el día sin comer, o quemados del sol o empapados de lluvia.
Como no recordar las comisiones con el cholo Carlos Ampuero pre mundial de fútbol y las interrogantes si Perú iba o no a Rusia y ser partícipes de la noticia del año 2017 con la clasificación de la selección y luego volver con los demás corresponsales a estar detrás de una autoridad, crimen o asalto.
Y es que tanto en el ámbito nacional como local, usted lector, oyente o televidente solo está esperando ser informado, sin imaginar que quienes generan aquella información somos seres de carne y hueso, con una historia en la espalda que queda en casa cuando trasponemos nuestras puertas. Ya en la calle nada podrá detenernos por estar detrás de la información y mantenerlos informados.
Porque si de algo creo estoy seguro, es que quienes estamos ahí en donde las papas queman y donde otros no quisieran estar, es porque simplemente el ser reportero, camarógrafo, corresponsal, redactor o periodista nos apasiona y nada más. Los demás que se dediquen a cualquier cosa menos a engañarse y engañar a los demás.
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