Los correctores, bien aplicados, son nuestros mejores aliados para definir facciones, disimular ojeras, esconder imperfecciones y esculpir la nariz. Aplicas un primer que prepara la piel (hidrata y matifica), justo después aplicas el corrector adecuado para tu tipo de piel y, más tarde, la base de maquillaje. No te saltes ningún paso y asegúrate de que tu piel luzca sana y joven.

Los correctores en tonos amarillo, morado, verde, azul, blanco y anaranjado son el must para toda mujer que desee pulir su rostro. Funcionan a través de un juego de sombras y luces. Sí es posible contrarrestar hasta la más terrible imperfección, aprende a usarlos y obtén una piel con tono uniforme.

El corrector en tono amarillo es para neutralizar el morado de tus ojeras. Perfecto también para cualquier tipo de moretones.

El corrector morado es para cubrir granitos e imperfecciones marrón como cicatrices o manchas en tono amarillento. Úsalo como iluminador.

El verde neutraliza y esconde las marcas de acné. Funciona para cualquier irritación y para emparejar el tono de piel.

El tono azul neutraliza las imperfecciones color naranja, manchas de sol o un excesivo bronceado.

Existe el corrector blanco, hace mucho menos notorias las líneas de expresión y es un iluminador ideal. No lo uses sobre las ojeras, ¡jamás!

Por último, el corrector en tono naranja, para disminuir ojeras azuladas o grises. Y aunque la forma de aplicar el corrector depende de la zona del rostro en que desees hacerlo, en general, es recomendable que justo después de difuminar bien el producto selles con un polvo compacto. Así tu corrector no perderá potencia al aplicar las siguientes capas de maquillaje.

Si tienes ojeras muy profundas, antes de aplicar el corrector, usa una cuchara fría para presionar sobre la zona, también puedes usar un sobre frío de té verde En ambos casos, quince minutos en el congelador serán suficientes. Disminuirás la hinchazón y tonalidad de las ojeras y el maquillaje podrá, entonces, hacer de las suyas.