Guasa y pena
La reciente no elección de Madrid como sede olímpica ha dejado y está dejando mucha tinta sobre papel, y como no, en los medios digitales las ironías, burlas y mofas están a la orden del día. La puesta en escena de la presentación en verdad fue bastante improvisada, sin un guión de por medio (o mal preparado) y con el afloramiento de la cultura de la evasión que ante los problemas en lugar de afrontarlos cara a cara o tomar el toro por las astas como dice el refranero miraron para otro lado [este defecto pensé que era propiamente latinoamericano pero puede hacerse extensible a otras latitudes]. Algunos patas en Perú me comentaban que esa improvisación era un legado que hemos heredado de la madre [o madrastra como quieran llamarla] patria, en verdad, me dio rabia escuchar eso. Es como si nosotros con una autoestima muy baja no pudiéramos hacer nada. También se puede renunciar a la herencia e ir felices por la vida, le contesté muy enfadado. Eso de echar balones fuera es una falsa excusa para escudar nuestra mediocridad. Pero conozco a muchos españoles y españolas que no son improvisados [a igual que muchos peruanos y peruanas, que chambean duro y son de Alianza Lima (digo esto porque los de AL tenemos fama que somos improvisados, emocionales hasta la perdición, nada cierto) y cuidan los detalles]. Pero la presentación fue penosa e iban de sobrados esperando que el cielo les diga: te toca, más bien no comparto las guasas (tiene ingredientes machistas porque Rajoy o Zapatero no hablan inglés y pasan piola) a la Alcaldesa de Madrid por su pésimo inglés que exhibió en el evento, es que la mayoría de españoles y españolas [como los franceses y otras nacionalidades] los idiomas no son su fortaleza, estas chanzas tienen una sugerente lectura psicoanalítica. El aprendizaje que es una virtud de las experiencias anteriores fue tirado por la borda, no metabolizaron nada. Una pena. Y con temas tan candentes como el dopaje y la crisis económica se pusieron de perfil como diciendo conmigo no es. Otra pena. Porque este chasco de Madrid va en dirección contraria al refrán que dice: A la tercera va la vencida. Sí, pero hay que trabajar duro para eso porque las cosas no caen del cielo.