La mañana de ayer fueron desalojados los últimos ocupantes de la planta lechera, lugar donde funcionaba hasta hace poco el antiguo Gobierno Regional de Loreto. Los amotinados se vieron precisados a abandonar dicho lugar cuando cayeron las bombas lacrimógenas y cuando corrió el golpe de la cachiporra uniformada. De esa manera ese lugar quedó vacío como un símbolo de la agobiante y galopante crisis del precio del petróleo. Como todo el mundo sabe, el precio del crudo siguió cayendo hasta alcanzar la increíble cifra de cinco soles el galón. Fue allí que el gobernador Fernando Meléndez se vio obligado a despedir a casi todos los trabajadores de la entidad que dirigía. Luego prohibió el uso del aire acondicionado y de la corriente eléctrica, llegando a adquirir lamparines para iluminar los recintos.

En un  momento dramático,  Meléndez despidió a los últimos trabajadores y él mismo se despidió de su despacho y pasó a atender a la gente en cualquier parte de las calles de Iquitos. El gobernador en la intemperie era un espectáculo indigno de una máxima autoridad, pero no había nada que hacer pues no había los recursos monetarios para alquilar otro local. De manera que Fernando Meléndez tuvo que contentarse con atender en la calle. Y debido a la situación de crisis lo único que podía hacer era enviar saludos por los cumpleaños de diferentes personas de su entorno.

Los que tomaron las instalaciones de la planta lechera eran trabajadores despedidos que pedían el pago de sus derechos laborales. Como no había dinero ni en broma los citados tuvieron que ser desalojados, acabando así con la breve crisis en la historia de ese local que ha pasado a la Asociación de Ganaderos de Loreto.