Fernando Paisig Vela
Desde la aparición de la filosofía de la educación, su función básica en primer lugar, es develar una doctrina para organizar y prescribir el curso de la política y práctica educacional, en segundo lugar, reflexionar sobre el sentido y la visión de un nuevo ser humano, por tanto, esa reflexión se vuelve infinita en tanto lo es así el desarrollo humano.
Para definir la filosofía de la educación he creído conveniente referirme particularmente a la esencia del artículo, brindando un punto de vista muy pletórico: “interpretar el fenómeno educativo, visto a través de sus implicaciones económicas, políticas y sociales como resultado inherente de las relaciones históricas que determinan al propio hombre y a su sociedad es la esencia de la filosofía de la educación” (Vásquez Piñón, J. 1989). Es menester de la filosofía de la educación pensar en el quehacer educativo, de la propia práctica educativa y de sus implicancias económicas, sociales y políticas que direccionan la educación.
Por ende, las funciones básicas de la filosofía de la educación particularmente se sintetizan en dos partes concatenadas.
Develar una doctrina para organizar y prescribir el curso de la política y práctica educacional; es decir, nos brinda el fundamento multilateral de conceptos básicos, lo que implica llegar a criterios muy precisos en la conceptualización general de la educación. “Así se habla de tres dimensiones en el análisis especulativo, normativo y analítico. El especulativo corresponde al referido a la naturaleza de la realidad, la naturaleza humana, la experiencia humana y el lugar del nuevo individuo en el mundo. La normativa concierne a la moral, los valores, los fines y la política educacional, bajo las implicancias económicas y sociales. Y la analítica corresponde a las bases conceptuales de la educación en lo que respecta enseñanza, el aprendizaje, el currículo. (Martha Martínez Llantada. 2006). Para organizar el sendero, según la realidad política educacional que deja un estigma en el sistema educativo nacional y por ende en la sociedad; de hombres mercantilistas, consumistas e individualistas. Dicho de otro modo: La política y la educación deben ser una sola, siempre que se entienda a esta última sin el estrecho marco tradicional, sino, más bien, como la acción tenaz y continua de la comunidad sobre quienes la integran sin límites de espacio ni de tiempo y sin discriminación por concepto de edad, grupos o individuos. Desde este punto de vista hay que recurrir a la filosofía. En consecuencia, la educación está sujeta a la política, de la cual depende, y debe atenerse al marco, los fines, objetivos y metas que ella le señale, en tanto, que, se sustenta de la filosofía.
Comprender todos los problemas que atañen a la formación del hombre, en tanto finalidad, proceso, acción, medio y resultado. Dicho de otro modo, la filosofía se debe interrogar sobre el valor de la educación y sus posibilidades, límites y fines en dependencia de las exigencias sociales. Reflexionar sobre el sentido de la educación por tanto esa reflexión se vuelve infinita en tanto lo es así el desarrollo humano. (Martha Martínez llantada, 2006). Comprender los problemas concretos en la formación del hombre y solucionarlos, valorando así su educación como la base fundamental para su desarrollo, respondiendo a las necesidades y exigencias sociales; planteándonos interrogantes como: ¿Cuál es la finalidad de la formación del ser humano? ¿Qué tipo de ser humano deseamos? ¿Para qué educar al ser humano?; por lo tanto, “La filosofía de la educación debe fundamentar los fines, propósitos y valores que dan significado al mecanismo pedagógico. La solución de los problemas educacionales, de sus fines, objetivos y valores requiere el ámbito del pensamiento filosófico lo cual no se contrapone a los hechos científicamente válidos”, se debe realizar un documento empezando por el estudio de la realidad, elaborando un instrumento eficaz en correspondencia a los caracteres y las necesidades del país y las regiones se debe abrir un amplio camino a la actividad el trabajo, la toma de conciencia, el espíritu crítico y la creatividad. “la educación cumple sus finalidades a partir de asimilar la cultura y preparar a las generaciones para participar en su actual curso de desarrollo a la vez que conseguir un perfeccionamiento sistemático de todos los campos del desarrollo humano, “para vivir bueno y útil” en el país que nació”(Martha Martínez Llantada), Naturaleza, 2006), la finalidad es de educar al hombre que sea útil en y para la sociedad y para que participe en el proceso transformativo del desarrollo de la sociedad y los fines deben servir no sólo a la educación sino al autoeducación, los fines, corresponden a los principios y estos al sistema social correspondiente, porque el autoeducación forma parte del desarrollo progresivo individual y colectivo, de un sistema social determinado. Es por ello, que realizar un modelo educativo se trata de comprender las necesidades y exigencias sociales, elaborando coherentemente los fines y las posibilidades educativas individuales y colectivas. Las políticas educativas son las que brindan la ruta de los sistemas educativos, en la formación de los hombres en la sociedad y es la filosofía que fundamenta multisectorialmente el desarrollo.
Comprender las realidades concretas, sus necesidades y sus exigencias en la formación del hombre en tanto finalidad, proceso, acción, medio y resultado. Dicho de otro modo, la filosofía se debe interrogar sobre el valor de la educación y sus posibilidades, límites y fines en dependencia de las exigencias sociales. Nos hace reflexionar sobre el sentido de la función básica de la filosofía de la educación, por tanto, esa reflexión se vuelve infinita en tanto lo es así el desarrollo humano.
En conclusión las políticas educativas estan sujetas a una base económica y a una finalidad social ¿Qué tipo de ser humano deseamos? ¿Para qué educar al ser humano? y la filosofía que fundamenta multisectorialmente el desarrollo de la sociedad. Tenemos que cortar el cordón umbilical de la herencia colonial (una sociedad en el ocaso) para dar paso a una sociedad nueva, consciente, creativa y transformadora.