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Keiko Fujimori ha dado un buen paso para ser considerada una figura política importante en el país. Ha declinado la posibilidad de que mediante el apoyo al proyecto de ley que abre la posibilidad para que los presos mayores a 75 años puedan tener prisión domiciliaria, su padre, Alberto Fujimori, que pugna una condena hace cinco años, pueda ser liberado en parte, al menos hasta que cumpla su clico en esta vida.

Aunque la ley tenía la ingenua intención de hacer creer que beneficiaba a más de dos mil presos, el proyecto trunco impulsado por la voleibolista Leila Chihuán tenía nombre propio: Alberto Fujimori. Y ya sabemos que no se puede legislar, al menos en teoría en el Perú, a nombre y apellido propio. La hija candidata ha dicho que no y esto le ha generado críticas incluso de su mismo padre. Algunos quieren hacer parecer que se trata de un cálculo político pues la victimización de los Fujimori con su padre en la cárcel creen que es un factor de arrastre, por el perfil y lo hecho últimamente por Keiko, todo apunta a que es un toque de decoro en política.

La primogénita de los Fujimori está buscando cuadros decentes en todo el país y quiere cambiar, aunque se talvez más difícil que incluso ganar las elecciones, esa causa – relación que hay entre corrupción y fujimorismo. Incluso sus mismos parlamentarios están en desacuerdo en ir desapareciendo del panorama político a Alberto Fujimori. Creen que su figura es vital para ganar las elecciones, pero si quieren trascender obligatoriamente van a tener que sepultarlo en materia electoral, porque si no ese amplio rechazo, que también existe, no se va disipar.

Claro que la oposición y un gran sector de la población no le va a creer y pensará siempre que todo es cálculo en el fujimorismo e incluso tildarán de mala hija por no impulsar iniciativas como la de Chiguan para ver libre a Fujimori padre. Si es que el gobierno no le otorga el indulto, seguramente no aceptará otra medida.

Una cosa es pensar ante la opinión que la política lo perdonó mediante esa gracia presidencial y otra que salió semi libre por la ventana del artilugio legal. Finalmente el gobierno podría quitarle ese protagonismo en cárcel que seguramente se volverá más intenso conforme avance la campaña, otorgándole la gracia cuando realmente su vida está en peligro, ante esa realidad no habría más que escribir un obituario y empezar a pensar que el futuro del Fujimorismo depende finalmente de Keiko.