En los alrededores de relleno sanitario de emergencia se reunieron ayer todos los candidatos por Loreto al Congreso nacional. La iniciativa de la reunión partió del desbancado ingeniero Brunner, que pese a no ser candidato a nada quería conocer las soluciones para tan álgido problema de boca de los mismos candidatos. En ese ingrato lugar, protegidos por máscaras, guantes, overoles de mecánicos y otros elementos de limpieza, los aspirantes a una curul debatieron ardorosamente. En la misma salieron a relucir una serie de opiniones descabelladas y disparatadas que confundieron más al público que asistió a dicho evento.
En las ponencias sobre los desperdicios muchos de los candidatos demostraron un desconocimiento supremo y hasta hubo alguno que dijo que la basura era una carga social y que se debería prohibir la producción de la misma. Propuso que cada ciudadano debería tener su propio silo para arrojar allí sus desperdicios, dejando de perjudicar a la ciudad en su conjunto. Otro dijo que toda la basura que se recoge se debería arrojar al Amazonas para que se degrade en un dos por tres. Otro dijo que se debería quemar la basura en los lugares donde se produce. No falto uno que sostuvo, muy suelto de huesos, que se debería abrir un relleno sanitario en pleno centro de la ciudad para así evitar las calamidades del transporte.
En medio de esas ponencia el ingeniero Brunner no sabía qué hacer, y cambiada de postura, se frotaba la nariz, sacaba el pañuelo de su bolsillo, se levantaba y se sentaba, y en un momento perdió los estribos y dijo que ninguno de los presentes merecía ser congresista. Porque no tenían ni la menor idea de lo que se debía hacer con la basura de todos los días. El propuso que toda la ciudad se dejara de cosas y que le contratara para realizar las labores de limpieza correspondiente. En un emotivo momento de su discurso dijo que esta vez sí iba a poner todo de su parte para que la basura deje de ser un terrible problema para la ciudad.