Luis Guerrero Ortiz
Asesor pedagógico en Ministerio de Educación del Perú.
Dice el sentido común que si la calidad de enseñanza en las escuelas es tan buena como la de los maestros que la imparten, un maestro es tan bueno como su formación lo permite. En el Perú, fallamos en ambas cosas.
Las dificultades para salir bien en evaluaciones de rendimiento escolar, son un pequeño indicio del desfase en nuestra educación. Mientras en otros países se estimula la capacidad crítica de niños y jóvenes, dotándolos de conocimientos y habilidades para transformar realidades complejas, aquí privilegiamos memorización de conceptos, fechas y nombres. Hasta ahora, la escuela peruana otorga eso y es lo que las familias esperan. Es hora de cambiar la historia.
Un primer paso es la reforma curricular. Estamos ad portas de la aprobación de un nuevo Marco Curricular para educación básica, que ofrece a los docentes demandas claras e instrumentos prácticos para reorientar la enseñanza a aprendizajes de calidad. Un segundo paso es la reforma de la formación ofrecida a maestros, basándola en nueve prácticas consideradas indispensables para el buen ejercicio de la docencia.
El Ministerio de Educación, con UNESCO, lanzó nuevos programas de capacitación a docentes para prepararlos en atender pedagógicamente las demandas del currículo reformado y lograr las nueve competencias que todo buen maestro debe exhibir, las que atraviesan el diseño de clases, la enseñanza, la interacción con la escuela y la comunidad y el cultivo de su identidad profesional.
Por años la capacitación docente fue delegada a instituciones diversas. Encontrar una que brinde un servicio con seriedad era ganarse la lotería. Hoy no hay la cantidad de formadores capaces de atender presencialmente con calidad a más de 300 mil profesores. Para subsanar esto, los nuevos programas de capacitación están abriendo una modalidad virtual.
Por primera vez, los maestros tendrán una capacitación en línea, con acceso a módulos formativos de calidad para estudiarlos en casa o en una cabina de internet, siempre bajo la orientación de un tutor.
Además, para atender el déficit de buenos formadores hay un programa de formación de «Formadores de excelencia» que ofrece programas más presenciales de capacitación.
Las reformas curricular y de formación docente son dos caras de la misma moneda, que tendrán como soporte la nueva carrera pública, con mejores reglas de juego para el ejercicio de la profesión. Tres importantes legados en educación de este gobierno que deben superar cualquier contingencia política.