ESCRIBE: Jaime Vásquez Valcárcel
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Iván Vásquez Valera en marzo del 2013: “El Festival Internacional de la Canción Amazónica será un evento mundial con un súper concierto a orillas del Itaya con los grupos más famosos del mundo”.
Elisbán Ochoa Sosa en junio del 2019: “El FICA, el evento canoro más importante del Perú se reactiva este año”.
Empresarios, alcaldes, periodistas, intérpretes, compositores, diputados se juntan a un Presidente de la República, a un momento político, a una época en que los loretanos gritamos “Juntos haremos el canto del Amazonas”. Hoy ¿hemos perdido parte de ese encanto? Hay la intención que se vuelva a organizar un festival internacional y la alianza público privada no debe morir en el intento. Esta es una recreación de esos años, con dosis de añoranza para que no se pierda la esperanza.
El FICA merece un libro. En varios tomos. Intentaremos un acercamiento al año que se inició. Era junio de 1979. Iquitos era una fiesta. Un alboroto, también. Pucallpa quería separarse de Loreto, no quería depender de Iquitos. Se había destituido al alcalde de Maynas, Daniel Linares Bazán, por haber declarado “Huésped ilustre” al arquitecto Belaunde, quien presidió un mitin apoteósico en la capital loretana. Linares perdió la Alcaldía pero ganó la candidatura a Diputado en Acción Popular y se convirtió en congresista en 1980. El Gobierno Militar designó como nuevo alcalde a José Silfo Alván del Castillo, quien desde ese momento no dejó la política hasta su muerte en 1992. El general Francisco Morales Bermúdez preparaba su salida. El Presidente de la República visitó Iquitos y conversó en el Banco Amazónico con Eduardo Power y Víctor Chirichigno Ojeda, accionistas principales de esa entidad. Iquitos vivía una fiebre electoral. Los candidatos, pucallpinos, iquiteños y yurimaguinos, de todos los partidos, pugnaban por convertirse en diputados. Loreto tenía siete cupos, cinco fueron ocupados por acciopopulistas. Políticamente estábamos convulsionados. La primera semana de ese junio Daniel Linares ya no era alcalde. La prensa publicaba que los voceados para reemplazarlo eran Oscar Gómez Perea, Milton Marquillo y Silfo Alván del Castillo. Hasta que el 13 de junio juró como alcalde “El tigre”. Ese año dos diarios circulaban en Iquitos. “El Oriente” y “El Matutino”. Los dos tenían un mismo director: Venancio Perea Bardales, “El millaipa”.
El Festival Internacional de la Canción de la Amazonía ya estaba planificado. Los mejores músicos, los más destacados arreglistas, los más populares animadores tenían sus boletos aéreos separados. Raúl Vásquez, director artístico, afinaba detalles. Entraba y salía del coliseo cerrado de Iquitos, en medio de dubitaciones y presiones. Pero era (es, en verdad) “el monstruo” de la canción y los empresarios, autoridades y pueblo de Iquitos le tenía un cariño especial. El que presidía el Comité Organizador era el médico Mario Thenme Runcimán, ya fallecido. Daniel Linares Bazán, ya exalcalde, era reconocido como uno de los impulsores. Los organizadores, días previos a la inauguración, estaban preocupados porque los “abonos” -entradas para los tres días de festival- no provocaban la atención de la gente. Hasta que llegó la inauguración y el espectáculo hizo que se desborde todo. La respuesta de la gente, la excelente organización, el premio a un loretano, los visitantes ilustres de esos días, hizo que otras personas, otras ideas, otros intereses, lleguen a la organización. Aquel año, cuando terminó el FICA, ya se pensaba en el siguiente. Los años posteriores tienen su propia historia. Y será para un libro, quizás.
Porque muchos desconocen la historia de esos años. De Iquitos, de su gente, de sus empresarios, de sus periodistas, de los avatares. Ahí están las fuentes escritas. Las orales que, a veces, confunden fechas y actores. Hace cuarenta años la capital loretana no era habitada por personas alejadas de las pugnas y líos. Otros políticos se paseaban por las calles, otros empresarios tenían emprendimientos distintos y hasta un Presidente de la República visitaba en sus oficinas a los banqueros dueños del Banco Amazónico. Hay que revisar las fuentes, inagotables siempre, para acercarnos a lo que fue una época dorada no por el prometido “Dorado” sino porque hasta el narcotráfico metía sus narices en todas las actividades públicas y privadas.
Por ejemplo, pocos saben que los esposos Marco Antonio Vásquez e Isabel Ruíz, ella conocida como “La candelaria”, escribieron la letra y música de dos temas “San Pablo del Amazonas” y “Mi niña”. Ambos ganaron los premios al mejor tema amazónico y canción más popular. Isabel, a quien consulto para este artículo, no recuerda que año fue premiada “San Pablo del Amazonas”. La animadora era la chilena Paulina Lin, junto con Tito Rodríguez, el popular “Shicshi”, quien desde la tercera edición del FICA fue animador inamovible. Isabel, ya confundida por los años transcurridos, sí recuerda como si fuera ayer que el Comité Organizador “le obligaba” a que el intérprete sea “Michellt”. En “Mi niña” sí cantaron ellos. Fue el último año del festival, 1993. Se entenderá que la canción más popular es la que recibe mayor aplauso del público. Isabel, más de 26 años después, radicada en Pucallpa, ha sido protagonista de por lo menos dos festivales. Shicshi, desde una oficina estatal donde hoy presta sus servicios, repite incansablemente que la señora Gloria de Solari le buscó para que sea animador. Así lo hizo desde 1981 hasta el final. Silfo Alván del Castillo, le costeaba un viaje a Lima solo para que le confeccionaran los ternos a su medida. “Todos los años yo iba a Lima y venía con mi terno, ahí tengo en mi casa todavía, no sé qué hacer con ellos, si quieres te regalo uno”, me dice risueñamente mientras aumenta el tono de su voz cuando le pido que recuerde aquella frase “título de la canción… compositor, intérprete, dirige la orquesta el maestro Rulli Rendo”.
Fue Rully Rendo, famosísimo por esos años, quien hizo los arreglos de “La Ribereña”, creación de Raúl Díaz Eléspuru. Cuando Raúl Vásquez escuchó por primera vez el tema de “Mayoyo” dijo inmediatamente que esa canción era para la voz de Pepe Peña. Hoy, que le pido datos para esta crónica, Pepe desde su casa alquilada en la calle Samanez me confirma el dato. Él ya cantaba como artista exclusivo del Hotel Holiday Inn al lado de Pepe Mendoza. Fue convocado para interpretar la que se convertiría en el tema sensación del primer FICA y le convirtió a él en un famoso cantante. Por esa fama viajó a Lima a grabar, luego se fue a Brasil. Su vida cambió. Pero me insiste en que el premio mayor fue de 300 mil soles, le insisto que fue 200 mil. “Ahí está la grabación, yo tengo el long play grandase” me insiste. Vuelvo a escuchar la grabación y es como si retrocediera en el tiempo al escuchar la voz de Luis Ángel Pinasco, “Rulito”, quien junto con Silvia Meccera animaron la fiesta ese 1979. “El manguaré de oro y doscientos mil soles donados por Cervecería San Juan” en la voz de Silvia. Le sigue Rulito diciendo que el público es protagonista de un festival que recién está naciendo. “Hasta el próximo año, amigos de Loreto”, dice en su identificable dejo amazónico Luis Ángel. El próximo año 1980, el mismo Rulito animó con Sonia Oquendo, su compañera. Pero ese año y los siguientes, con pifias, miles de soles sin rendir cuenta y más, será para otra crónica o un libro, talvez.
En “El matutino” el periodista Néstor Ruíz Zegarra, que luego fue convocado junto a Luis Luna Paredes, James Beuzeville y otros para el comité de difusión del FICA, escribió el 23 de junio, un día después de la clausura: “Queda entonces como tarea obligatoria para todos los que aquí habitamos, trabajar juntos con una mística, con celo y cariño a la vez”. Los años siguientes se presentaron varios problemas. Uno era la recaudación de fondos, ya sea de las instituciones públicas como privadas. Fue el mismo Daniel Linares quien dio la idea de la creación de una Asociación Civil. Así se creó el AC-FICA que pasó a dirigir Silfo Alván del Castillo y en interín se presentaron problemas de manejo de fondos, como cuando se le exigió a Claudio Suárez Romarioni que rindiera cuenta de los gastos. Pero esos son temas para otra crónica. O un libro, talvez. Hoy, según confirma Pepe Lucho Alván, se trata de reactivar la AC-FICA. Él mismo ha hecho los papeleos y se ha puesto como vicepresidente al padre Joaquín García Sánchez, quien por su edad no quiso asumir la Presidencia que ostenta el hijo de Silfo, a quien al año siguiente de su muerte en 1993 se le rindió un homenaje en lo que marcó también la muerte del FICA. Habrá que esperar si un festival así se puede revivir en medio de tanto avivato.