Podemos decirnos entre peruanos felices fiestas patrias cuando la igualdad de condiciones entre nosotros no son las mismas.

Puede un suertudo parlamentario desearle al ciudadano común felices fiestas patrias, cuando se mete al bolsillo un suculento aguinaldo que fácil podría alcanzar en forma equitativa para 20 personas que simplemente no reciben la conocida grati.

Podemos desearnos felices fiestas patrias cuando la discriminación de una u otra forma aún está enquistada en muchos.

Podemos desearnos felices fiestas patrias cuando se descubre que existen empresarios coimeros que ahora son noticias y encima tendremos que sopórtalo por estos lares, haciendo sabe Dios qué y encima ejecutando obras como plazas, con la costumbre de las malas artes como la de coimear.

Podemos desearnos felices fiestas patrias cuando los maestros en varias ciudades del país protagonizan luchas por una serie de demandas.

Podemos desearnos felices fiestas  patrias cuando vemos que cierran las calles para reparar algunas pistas y estas no están dañadas más allá del 70 por ciento y otras que si están al 100 por ciento destrozadas están en el olvido y encima no hay una forma adecuada de orientar a los conductores para que no tengan dolor de cabeza.

Podemos desearnos felices fiestas patrias cuando se escucha entre murmullos que hubo discriminación en la convocatoria para el desfile escolar. Desfiles a los que pese a mi formación militar me opongo, porque considero que hay muchas otras formas de enseñar o inculcar el patriotismo en los estudiantes.

Podemos desearnos felices fiestas patrias cuando tenemos un gobierno central endeble, que no sabemos si llegará a culminar su mandato de cinco años, porque pareciera que el manto de la maldita corrupción también lo cubre.

Podrán decirme pesimista pero es la realidad con la que lamentablemente tenemos que convivir.

Pero no todo no puede ser pesimismo.

Sí es necesario desearle felices fiestas patrias a aquellos que  sin necesidad de aparecer en público, son los héroes anónimos  que hacen grande a este bello país. Aquellos que pese a los modestos sueldos y contar con una magra economía  viven de la manera más honrada e inculcan valores a sus hijos.  Cada uno sabe a quién me refiero. A ti que estás leyendo este simple escrito y sabes que eres un gran peruano, a ti que sabes que eres un gran padre e hijo y por ende un gran peruano.  A ti ciudadano correcto y transparente un gran abrazo de fiestas patrias y que viva el Perú, carajo.

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