Los sucesos sangrientos del Putumayo siguen siendo una herida abierta en la floresta. No se cierra a pesar de más de un siglo de lo ocurrido. Y se demuestra con la relación tensa, complicada y violenta con los recursos naturales y con las poblaciones indígenas que viven en la Amazonía. Con los recursos naturales no hemos encontrado el punto de equilibrio (está demostrado que el sistema extractivo capitalista no es el más idóneo y el concepto de desarrollo sostenible cada día es más vacío y huero) y con los pueblos indígenas el saldo es negativo, casi siempre pierden ellos (hay que advertir también de cierto ambientalismo con rasgo racista que se mueve en la manigua). Si la justicia tiene una balanza esta se muestra, claramente, inclinada a una de las partes. Pero lo ocurrido en el Putumayo no solo atañe a Perú sino a todos los Estados nacionales que tienen Amazonía. No saben, ignoran como abordar e implementar las políticas públicas en la floresta. Un buen paso a favor es el reciente fallo de la Corte Suprema de Colombia sobre esta ecoregión que misteriosamente en Perú la sentencia judicial se comenta muy poco y en la Amazonía menos aún – los y las juristas andan en otros apuros. De las muertes ocurridas en el Putumayo las ciencias sociales tímidamente tienen progresos. Hasta en el momento han hablado los criollos (sea de cualquier oficio o profesión como antropólogos, historiadores, abogados, escritores- casi siempre hombres), muy poco los indígenas. Hay una seria crisis de representación, infelizmente, los legitimados para hablar, callan. Siempre o casi siempre se habla en tercera persona. He sostenido que sobre el caucho hay que elaborar un árbol de memorias. Presumo que no hay ni debe haber una sola memoria sobre ese período tan funesto para los bosques para poder entender lo ocurrido. Recordar que el caucho fue un episodio del capitalismo global con todas sus aristas. Lamentablemente, el discurso del caucho se ha movido entre el boato de las exportaciones de la goma y las crueles muertes, pero hay mucho más en esa zona gris inexplorada con timidez. Tengo conocimiento que hay personas y grupo de la ciudadanía en diferentes riberas de la floresta que están promoviendo la recuperación de esa parte de la memoria, ojalá así sea. La memoria ganará.
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