[Exonera a Pluspetrol de remediación].
Escribe: Percy Vílchez Vela
En la lejana Lima, la vieja y caótica capital peruana, todavía se cuecen habas. Como si estaríamos en los viejos tiempos coloniales, todo se decide allí. Desde la comodidad de sus cargos y de sus oficinas, desde la nada oculta defensa de intereses particulares, el Poder Judicial acaba de lanzar una disposición aberrante que atenta contra una parte de la Amazonía habitada por comunidades oriundas. De una manera vergonzante, decidió que la empresa Pluspetrol no realice la remediación de 92 sitios ubicados en el lote 192. Es decir, toda la contaminación que llevó a cabo dicha empresa durante sus faenas de explotación petrolera quedará intacta. La empresa no hará nada para limpiar esa zona. No está obligada a cumplir con una orden de Oefa que decía que tenía que realizar faenas de remediación. Todo entonces quedará como si nada grave hubiera pasado. Ello es inadmisible teniendo en cuenta que las vidas de muchas personas se encuentran amenazadas.
En la fría oficina de Lima, lejos del lugar de los hechos, a espaldas del país interior, los señores del Décimo Juzgado Constitucional de la Corte Superior de Lima decidieron atentar contra la salud y la vida de miles de moradores oriundos. Mediante una resolución escandalosa, arbitraria desde todo punto de vista, exoneraron a la empresa Pluspetrol de una obligación, un deber perentorio. Allí, en la fría oficina, saltando por encima de pruebas, de cifras, de datos, decidieron que dicha empresa no realice las labores de remediación en los lugares designados previamente. De esa manera, como si se tratara de algo sin importancia, se determinó que toda la contaminación generada por años de explotación petrolera siga haciendo daño a los habitantes de esos sitios lejanos. Esa resolución, mirado desde cualquier punto de vista, es un verdadero atentado que deja indefensos a nuestros compatriotas.
La empresa Pluspetrol presentó una medida cautelar ante ese juzgado luego de haber abandonado el lote 192. Esa medida se oponía a lo dispuesto por el Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (Oefa) que había ordenado realizar labores de remediación en esos lugares. La evidente contaminación petrolera que dejó dicha empresa en años de labor era evidente y no dejaba otra salida. Las labores de remediación incluían, desde luego una fuerte inversión porque se trataba de proteger el medio ambiente agredido. Dichas labores eran impermeabilización del suelo, instalación de losas de concreto, implementación de sistemas de contención, tratamiento previo de efluentes industriales y domésticos, monitoreos ambientales y otras medidas que la citada empresa estaba obligada a realizar.
La resolución del Décimo Juzgado libera a Pluspetrol de cualquier gasto, de cualquier labor. Dicha empresa así sale limpia de polvo y paja y no tiene la obligación de remediar esos lugares. Lo que sorprende es que los señores integrantes de esa entidad, del Décimo Juzgado, no actuaron sin conocimiento de causa, pues participaron en recorridos de identificación de los lugares contaminados. Es decir, verificaron las evidencias del desastre que dejó la explotación petrolera, conocieron personalmente los males generados por derrames de oro negro y otras lacras. Pese a todo, pese a las evidencias encontradas, pese a que conocían los males, emitieron la resolución de marras como si se tratara de algo sin importancia y no de la salud y de la vida de muchos moradores de esos lugares de la floresta peruana.
Desde la sombría y caótica Lima, desde una fría oficina del Poder Judicial, entonces se ha condenado a esos muchos moradores de la fronda peruana a que sigan sufriendo los efectos perniciosos de la contaminación petrolera. De nada ha servido la disposición de la Oefa y ellos y ellos se han quedado desamparados ante la inminencia de la tragedia. Es como si el mismo Estado peruano hubiera decidido darles la espalda y dejarles a su suerte. La empresa Pluspetrol puede entonces retirarse sin mayores remordimientos. Puede irse a su casa o a otro lugar para seguir explotando el petróleo, donde seguramente seguirá contaminando. No todo está perdido, sin embargo.
La señora Mariela Pretel, coordinadora de Oefa, ha declarado que la resolución mencionada no es definitiva pues fue emitida por una jueza suplente, lo cual quiere decir que el o la titular puede variar la decisión tomada. Hay que esperar entonces a que ocurra ese cambio. Por otra parte, ella ha dicho que su entidad apelará en caso necesario, esperando que al final Pluspetrol si realice la remediación de esos 92 lugares que ha contaminado en años de explotación petrolera.
La resolución del Décimo Juzgado es parte de una vieja historia. Una historia nefasta que tiene mucho que ver con la defensa de protervos intereses, de maniobras entre las sombras para favorecer a algunos, de oscuros manejos en beneficio de unos pocos. A lo largo del tiempo siempre hemos sufrido de esos embates que han perjudicado a generaciones. Todo se sigue decidiendo finalmente en Lima, en contra de los intereses de los habitantes de la Amazonía. Por ello sugerimos a las fuerzas vivas estar alertas en este caso para evitar una nueva injusticia contra los excluidos de la región.