En 230 años de vida, la Academia Sueca jamás había enfrentado un escándalo de esta magnitud que coincide, además, con un momento crucial para los Nobel de Literatura que entrega desde 1901. Abril es el mes en el que el pleno de la institución debe acotar a 20 los candidatos propuestos para llevarse el premio más prestigioso del mundo de las letras en octubre.
Los hechos se remontan a noviembre del año pasado, cuando el diario sueco ‘Dagens Nyheter’ publicó el testimonio de 18 mujeres que afirmaban haber sufrido acoso sexual por parte de un “personaje del mundo de la cultura y de nacionalidad francesa vinculado con la Academia”. La presión social, coincidiendo con el impulso del movimiento internacional #MeToo, motivó la divulgación del nombre del acusado: el dramaturgo Jean-Claude Arnault, esposo de Katarina Frostenson, miembro de la institución sueca.
Pero ahí no acaba la cosa. Tras la publicación del nombre de Arnault, las sospechas de las filtraciones que ensombrecieron los galardones de 2008 y 2014 a J. M. G. Le Clézio y Patrick Modiano, respectivamente, también han recaído sobre él.
En un intento por calmar las aguas, la Academia rompió toda relación con el dramaturgo, suspendió las subvenciones que otorgaba al centro cultural Forum, que él patrocina, y abrió una investigación interna que se cerró sin conclusiones.