Elisban Ochoa Sosa, gobernador de Loreto, ha dicho que tiene enemigos dentro de su gestión. Más aún, ha señalado que le quieren matar. De hecho que sabe de quienes se trata y de lo que son capaces, si es que tomamos en serio y como veraces sus afirmaciones. Pero ése no es el problema principal, sin que ello signifique que debe eludirlo.
Para no ir muy lejos. Cuando se inauguró el período de gobernadores -en ese momento llamados presidentes- con el triunfo de Robinson Rivadeneyra como titular los desencuentros con el Vicepresidente, Víctor Isla Rojas, eran no solo internos sino que tuvieron momentos tensos. Pero eran suscitados por espacios políticos y acuerdos preelectorales programáticos. Por eso no pasaron de esa condición, claro que perjudicaron el desarrollo regional. Cuando le sucedió Iván Vásquez Valera, con Norman Lewis y Luis Lozano como vicepresidentes, las puyas eran no solo de estilo de gobierno sino de reparticiones -necesarias en la política- de puestos que en algunas oportunidades se llegó a nombrar funcionarios por horas, como en la DREL. En el gobierno de Fernando Meléndez esas disputas se redujeron porque el vicepresidente carecía de todo y se contentaba con representar en lo que le ordenaban. Está por investigarse si esa actitud fue producto de la genuflexión formativa o por decisión de llevar la fiesta en paz.
Hoy, coincidiendo con varios consultados, se da una pugna interna en el Gorel, expandida a todas las provincias porque en cada una de ellas se han establecido alianzas electorales no solo prometiendo todo al electorado sino a los aliados quienes, una vez llegado al gobierno, exigen su cuota de poder de acuerdo al origen y formación que poseen. Siendo esto una realidad, aún estando en contra de su práctica, lo que queda es esperar cómo manejará la lucha interna el gobernador. Él tendrá que dar los lineamientos. Sin embargo, puede empezar no haciendo lo que ha sido su respuesta de las últimas semanas.
Por ejemplo, culpar de esos males a sus adversarios. Sus adversarios, políticos al fin, van a intentar aprovechar esas deficiencias. Propiciarán que se evidencie las deficiencias y -desde dentro, que es la forma más eficiente de hacerlo- tratarán de sacarlo del poder. Con el poder tiene que defenderse. Porque si esos grupos de poder le ayudaron a ganar la Gobernación no debe permitir que le ganen esta batalla. Por Loreto, los loretanos y él mismo.