La empresa Activos Mineros S.A.C. (AMSAC) demostró en la Cumbre Perú Sostenible 2025 que la gestión de pasivos ambientales mineros (PAM) es una nueva frontera para la innovación y el desarrollo. A través de su Centro Tecnológico de Innovación (CTI) de Pasco, AMSAC presentó ocho proyectos que aplican la economía circular y la biotecnología para recuperar ecosistemas y generar valor social.

Dante Aguilar, Gerente de Inversión Privada de AMSAC, afirmó que la innovación es la clave para la minería responsable, destacando que la gestión de pasivos ambientales puede generar «conocimiento, tecnología y desarrollo sostenible».

El portafolio verde: De pasivo a producto

Los proyectos presentados por AMSAC se enfocan en la valorización de residuos y la remediación natural:

1. Economía circular con lodos ácidos

Los proyectos con mayor potencial de escalabilidad se centran en los lodos generados por el tratamiento de aguas ácidas:

  • LodoBricks: Estos ladrillos ecológicos se fabrican a partir de lodos residuales. El proceso combina neutralización química, estabilización mineral y curado controlado para transformarlos en un material resistente, seguro y sostenible para programas de vivienda. Aguilar destacó que esta tecnología permite cerrar ciclos en la minería y dinamizar economías locales.
  • BioBoost: Esta innovación orgánica convierte lodos residuales en topsoil (capa superficial del suelo), un insumo crucial para la restauración de la vegetación.

2. Biotecnología y resiliencia en la altura

AMSAC ha desarrollado soluciones biológicas para enfrentar la contaminación a más de 4300 metros sobre el nivel del mar:

  • Fitorremediación con Vetiver: Esta planta es utilizada por sus raíces profundas que capturan metales pesados. Su adaptación a condiciones extremas se logra mediante invernaderos de aclimatación en Pasco. En promedio, los suelos tratados muestran mejoras significativas en un periodo de 18 a 24 meses.
  • La Quina: El emblemático árbol nacional se usa como especie pionera en la reforestación, ya que su sistema radicular estabiliza suelos degradados y su copa genera microclimas. AMSAC busca replicar este proyecto en regiones como Junín, Cajamarca y Cusco, en un acto que se considera de «reconciliación con nuestra historia natural».

AMSAC ha desarrollado soluciones biológicas para enfrentar la contaminación a más de 4300 metros sobre el nivel del mar. (Foto: Difusión)

Otros proyectos incluyen el BioAbono Kutirimpuy (que convierte estiércol de auquénidos en biogás y biol), el biotratamiento de drenajes ácidos con humedales artificiales, las bombas de semillas y el BioPod para acelerar la reforestación.

Eje de inversión y valor social

La Gerencia de Inversión Privada de AMSAC promueve un nuevo modelo de cooperación. Aguilar señaló el interés de organismos europeos y asiáticos en invertir o cofinanciar proyectos que generen métricas ambientales verificables y alineadas a los principios ESG (Ambiental, Social y de Gobernanza).

  • Medición de impacto: AMSAC mide el éxito no solo por la superficie remediada, sino por el bienestar que genera. Se aplican metodologías de Retorno Social y Ecológico de la Inversión (SEROI) para cuantificar la mejora en los ingresos familiares y el fortalecimiento del capital humano.
  • Transferencia tecnológica: Para asegurar que las innovaciones no se queden en el laboratorio, AMSAC utiliza su CTI como un espacio abierto, transfiriendo soluciones mediante convenios y pilotos replicables a gobiernos regionales y otras unidades mineras, fortaleciendo así las capacidades locales.

Desafíos y visión de futuro

Dante Aguilar identificó que el principal reto para escalar estas soluciones a la velocidad que el país necesita es la rigidez del marco normativo actual, que no siempre premia la innovación ni los mecanismos flexibles de colaboración.

No obstante, AMSAC busca liderar con el ejemplo, enviando un mensaje claro a las nuevas empresas mineras: la sostenibilidad debe incorporarse desde la fase de diseño del proyecto, no al final. Para los inversores globales, el mensaje es que Perú tiene las condiciones para liderar la minería responsable en América Latina, haciendo que la sostenibilidad sea la nueva economía del siglo XXI.

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