En el día de la protesta
La carpa a la intemperie, y frente al local de la DREL, con maestros en actitud de protesta porque fueron engañados por el gobierno, es una imagen patética. Ellos y ellas han ganado una plaza pero no pueden ser contratados. No hay plazas en ninguna parte y no hay dinero en las arcas oficiales. Así de absurdo el asunto. Ello revela que la desgracia educativa viene desde arriba, desde el poder centralista. La incompetencia hacia el país interior no es de ahora. Es de siempre. En ese sentido, creemos que la protesta de hoy de los maestros evade ese álgido problema. No toca al gobierno central como si este régimen no tuviera nada que ver con la postración educativa.
El rubro educativo en nuestra zona tiene ya suficientes años para saber que una simple renuncia, un simple cambio de autoridad, no es garantía de nada. Las personas pasan y los declives quedan o hasta se agravan. Sacar a alguien, poner a otro, es un movimiento que se repite siempre. Nos parece que por ahí no es la cosa. Es como si el combativo gremio sutepista no supiera qué hacer o qué proponer para salir del atolladero. La repetición de las mismas medidas de lucha, medidas que en la mayoría de los casos son estériles, parece denunciar una falta de imaginación para salir del caos. El respetable e importante gremio no ha salido del espíritu de la manifestación callejera, de la grita enconada. ¿No puede, el combativo gremio, delinear una estrategia más eficaz de lucha? ¿No puede proponer de frente, digamos, una mesa de debate, de concertación, de solución?
En efecto, un foro permanente sobre el tan importante tema educativo sería una herramienta inclusiva para que todos los sectores involucrados busquen las soluciones. Los motivos de protesta son incontables, desde luego. ¿Pero qué hay de las propuestas para mejorar la situación de la educación, del maestro (a)?
Cierto, se está tratando de solucionar el problema, cortando la rama del fruto podrido, no se está atacando la raiz del mal.
Es decir, el problema educativo (como muchos otros), tiene su origen no en las Direcciones Regionales sino en la carencia de una verdadera politica educativa que desde Lima se encargan de desarrollar los «inteligentes» del sector. Este gobierno que se va sin pena ni gloria, ha destruido y desatendido los problemas escenciales del tema educativo. Con creer que maquillando algunos colegios se hizo mucho, es caer en mediocridad. Alan García nunca comprendió que los problemas de la educación peruana no se soluciona dividiendo a los profesores agremiados ni maquillando fachadas.
Los resultados saltan a la vista. Seguimos ultimos en educacion.+ç
Se espera verdaderos cambios con el nuevo gobierno, de lo contrario habremos retrocedido mas.
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