EL VUELO MÁS ALTO DEL URCUTUTU

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Por: Gerald Rodríguez Noriega

Las sociedades no solo necesitan vivir de progresos económicos y en alzas para las mejoras de  sus  niveles de vida, sino que la educación y la cultura debe ser un complemento integral para la formación de la misma. La literatura de cada pueblo es la conciencia de sí misma, es la que expresa lo que nadie quiere ver, es el espejo, la radiografía de lo que ha sido su pasado o lo que es su presente. La literatura de cada pueblo, como elemento cultural, es la expresión de su interior mediante el arte, un arte para decir las cosas que debe ayudar al pueblo no solo a la reflexión de lo que como se está perfilando el mundo presente, sino de lo que nos pudiera esperar si es que no se aprende a corregir esos males que el arte nos expresa.  He ahí la importancia de la literatura de cada pueblo que indudablemente debe llegar  no solo a un pequeño grupo reducido, sino que su agente, la escuela, debe motivar en las generaciones su lectura y comprensión, cosa que cada día se va perdiendo más dentro de los propósitos educativos del país.

El recital de la poesía de los Urcututu, grupo literario conformado principalmente por Ana Varela, Percy Vílchez, Carlos Reyes, en las escuelas, que debe arrancar el día de hoy, es signo de motivación que ayuda no solo a emparejar el gusto estético de la poesía de los Urcututu con el saber de la nuevas generaciones, es que también ella ayudará a complementar sus formación básica dentro de la apreciación del arte poético, y de la misma forma reflexionar un poco sobre nuestro  pasado y presente amazónico.

¿Cuál es la importancia de conocer más sobre este grupo de alto vuelo poético, y que los estudiantes y público en general deben conocer lo que escribieron y lo que siguen publicando?

El grupo Urcututu tiene algo en común: su temática gira sobre el hombre amazónico, lo que vive, lo que vivió; el pasado amazónico y el presente están impregnados en sus obras como una declaración de lo que ha sido y sigue siendo el hombre en la Amazonía. El hombre amazónico en la urbe o en la ruralidad está presente en libros como “Andante de Yarinacocha” o “Santuario de peregrinos”, de Percy Vílchez, en “Mirada de búho” o  “Animal de Lenguaje” de Carlos Reyes o en “Lo que no veo en visiones” o “Dama en el escenario” de Ana Varela. Estos poemarios no solo guardan lo mejor de la poesía amazónica sino que en ellos también se expresa la conciencia de un pueblo que por años permaneció aullando algunas enanas voces de denuncia y protesta por los males que siempre aquejaron al hombre amazónico y que ahora se puede dar fe de ellos mediante el arte de la poesía.

“La moda”, como nos recuerda Leopardi, “es la madre de la muerte”, y es que en los poemarios de los Urcututu no existe moda poética, porque lo que más se busca es resaltar la nueva literatura que logra probar  un cúmulo de referencias aceptadas a través de las épocas en la Amazonía. Se trata de una postura que reconoce su deuda con el arte poético que siempre fue falange y anarquía estética antes de aquellas apariciones poéticas que le dieron a la poesía amazónica un  panorama y conciencia. Sus prioridades son esenciales, tienen necesidades de decir lo que se debe saber usando lo mejor de los recursos estilísticos y llevando siempre una marca de originalidad dentro de un escenario poético nacional y generacional.

Los  poemas de los Urcututu encarnan, toman cuerpo a través de una singular puesta en acto que es su razón de ser. Sus poemas son, el arte significa. El arte poético es un atributo de su ser.