Luis Enrique Luna Paredes, para muchos Lucho y para otros Lulú. Periodista de larga data con innumerables historias en su haber. Lo conocí allá por el año 1992. Alto, larguirucho como una guaba.

Fue en la oficina de imagen institucional del entonces Consejo Transitorio de Administración Regional CTAR Loreto, de la calle Ricardo Palma, cuarto piso, al que llegó para ser jefe de dicha área.

En esos ambientes ya estaban genios y señores personas como Benito Vela, GIlberto Liao, Baldomino Montalván, Carlos A. García Ruiz, Alí Ramírez, Grey Guzmán, César Vásquez, Rafael Lomas, Ruth Ferreira, José Manuel Sibina Perea, el negro Weill y otros amigos de aquellos años, quienes sin duda se merecen más de una columna como la que ahora modestamente dedico a Lucho.

De Luis Luna había escuchado su éxito radial en Hora 7 de radio Loreto junto dos periodistas de renombre como James Beuzeville y Néstor Ruiz.

Su gruesa voz había sido escuchada por muchos, aunque tengo que reconocer no llegué a escucharlo ni verlo conducir algún programa, sino hasta hace algunos años atrás.

Pero algo que pocos saben y Lucho no me dejará mentir es que fue él, culpable de que pocos sepan mi verdadero nombre. Fue Lulú quién sabiendo algo de mi hinchaje por el equipo aliancista, me preguntó si realmente era hincha del equipo íntimo. Mi respuesta fue rápida y evidente: sí, soy aliancista. A lo que él rápidamente respondió: no, tú no eres aliancista, tú eres un «Potrillo». Así de directa fue la respuesta de quién dicho sea de paso es un ferviente aliancista y devoto del Señor de los Milagros. Y a quien debo el apelativo con el que convivo durante 25 años.

Jamás olvidaré de Lucho la defensa cerrada a un grupo de compañeros de quienes él debía de firmar el documento de termino de contrato. Se la jugó. No lo hizo y luego en confidencia me explicó el por qué.

Hoy mi jefe Luis Enrique Luna Paredes está un poco delicado de salud. Sus hijos están organizando una parrillada pro salud este domingo 20 de agosto en calle Jaén 346 al 25 de la calle Putumayo, a la que asistiré y que espero vayan los colegas y ex compañeros de trabajo que compartieron momentos agradables con Lulú.

Gracias Luis Enrique Luna Paredes por haber compartido tus experiencias cuando fuiste jefe hace algunos años y gracias por ese apelativo de «Potrillo».

El domingo te veré para saludarte y abrazarte,

y escucharte decirme con esa voz característica: «Potro» o «Potrillo».

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