En la época del megalómano líder este valle fue una exaltación a su personalidad. Se horadó una montaña para tales fines. Tenía muchas ganas de ir a este edificio muy polémico por ser un homenaje a los vencedores de la guerra civil que luego se trató de enmendar o “resignificar”, sin conseguirlo, de hacerlo un centro de interpretación histórico que también rindiera homenaje a los vencidos de la funesta Guerra Civil española, esta vez con mayúsculas, que fue una de la guerras más sangrientas en la memoria de muchos. Aunque señalan que la guerra en sí no fue tan brutal como el de la posguerra donde la misión era aniquilar al enemigo, al opositor, al que pensara de manera diferente. En la tramitación de la Ley de Memoria Histórica, llamada así, en España fue uno de los símbolos que entró al debate, por eso mi inquietud de ir. Se dice que para su construcción utilizaron la mano de obra de los vencidos que purgaban penas en las cárceles, y el número de víctimas en su construcción ha sido y es objeto de polémica (recordemos que la Iglesia católica muy afín con el franquismo es uno de sus principales defensores). En ese recinto está la tumba de Franco y de Primo de Rivera, hay peregrinos que todavía le rezan ante la indiferencia de turistas ingenuos con la historia de este país sin saber que allí existen fosas comunes sin exhumar. En España después de la gris dictadura franquista, en la época constitucional, todavía seguían erigidos las estatuas de Franco (recuerdo que en Santander me topé con una efigie del Generalísimo, felizmente las palomas hacían la justicia poética, al bautizarle con excretas la cabeza de este señor), o calles con generales de los vencedores. La ley citada trataba de enmendar esos yerros, y todavía sigue sin conseguirlo. Me llamó la atención que las fichas que explican se diga, “del anterior Jefe del Estado”, “caídos por Dios y por España” o que sigan símbolos pre-constitucionales en el recinto ¿?, debe explicarse de otra manera y quitarse esos símbolos para avanzar en este largo y tortuoso camino de la reconciliación. Hay apatía y complicidad. Recorrer estos lugares con gran peso de la historia te mosquea pero entiendes como se ha forjado este país con sombras y silencios.

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