El ultimo milagro del santo
La imposible pelea de perros con gatos, la contienda animal entre ladridos y maullidos, fue un curioso espectáculo que alguna vez relevó al sanguinario arte del cornudo toreo en Lima. Ansiosos de joropos o de diversiones, los limeños de ese entonces sacrificaron a esos pobres animales domésticos, sin importarles nada. Ni las invasoras ratas. Esa carnicería ocurrió durante la ocupación chilena, pero parece extenderse a estos tiempos. La historia se repite como comedia en estos lares. El cuerpo y el alma de los regidores de la edilidad de Maynas no tiene remedio, ni en botica.
De pelea en pelea, entre dimes y diretes, en ejercicio de insultos y de enconos, vive día y noche ese rubro que representa al pueblo. Es un decir. El último escándalo en ese sector tiene que ver con 30 mil nuevos soles. Y volvió la jarana de acusaciones y de anuncios de denuncia. En esta ocasión el señor Dapena y dos regidores andan dispuestos a sacarse la madre. O la mugre. En ese intento penoso se olvidan de que fueron elegidos para servir al pueblo, para hacer algo por la ciudad, la provincia. ¿Tan difícil es hacer algo bueno en estos lares? ¿Tan difícil es dejarse de cosas y portare como estadistas con un buen sueldo?
El perrismo contra el gatismo en el cuerpo y el alma de los regidores se repite siempre. Desde hace tiempo. ¿Cómo hacer para que esa perniciosa costumbre pleitista se acabe? El único que puede ayudarnos en estas circunstancias de vacío de poder, de desgobierno edil, de incertidumbre en la poltrona consistorial es aquel que en un mismo plato unió a los perros con los gatos y los famosos pericotes. Escribimos sobre el moreno fray Martín de Porras. No es una exageración porque sabemos que en el municipio de Maynas hay bastantes ejemplares de los tres especímenes.