Lo vimos anunciado hace un tiempo atrás, pero por diferentes circunstancias no pudimos verla. Hace poco lo pasaron por la televisión pública e hicimos el esfuerzo de sacar tiempo y verla, no nos decepcionó para nada. Se trata del documental El silencio de otros que recientemente ha sido premiado en varios eventos internacionales. Es un documento visual que aborda como se camina con la memoria reciente en España. Es paradójico que en el deshielo de las dictaduras latinoamericanas se tratara de “vender” el modelo de transición español como un proceso paradigmático, a pesar, de los muchos agujeros negros que se han identificado en el proceso. Felizmente, gracias a la movilización ciudadana en América Latina se desdeñó el modelo del borrón y cuenta nueva o de la ley del punto final en que los tribunales españoles se apoyan a pesar de los tratados y convenios firmados por este país que señalan lo contrario– algunos venden la aplicación del exitoso modelo español en el proceso de transición en Túnez, nada más cierto. El documental adquiere una actualidad tremenda porque aquí se echa al olvido. En este sentido, del olvido, me parece que los estudios de postgrado en España en derechos humanos, muchos de ellos amnésicos, no abordan los defectos del proceso de justicia de transición en su propio país, se mira hacia afuera. Aquí tenemos un modelo de ombudsman amnésico que marca serias diferencias con muchos de los defensores del pueblo en las Américas que se dejan la piel en el tema de justicia de transición. Cuando se quisieron implementar en la América indígena el defectuoso modelo español de transición hubo un sector de la ciudadanía que no se dejó engatusar y lograron paralizar la aplicación de este modelo. El documental El silencio de los otros aborda ese injusto lastre o el déficit de ese modelo que ha dejado a muchos sin justicia, sin voz, en las cunetas. La afonía de una de las víctimas en el documental es de lo más elocuente. Muchos de las personas que buscaban justicia y sana sepultura para sus muertos fallecieron por esta amnesia institucional.  Hay casos que nos dejan  el corazón en un puño. En otros, hay ejemplos de una memoria que no se doblega fácilmente y siguen en pie de lucha.