El repensador tardío

La delicia de los caricaturistas de antes, el centro de las burlas a diario, el inefable Jorge del Castillo hizo este fin de semana méritos propios para iniciar una ronda de portadas en algún diario del futuro. La burla debería ser ácida, insolente, demoledora, contra un personaje clave del aprismo gobernante. El declarado mastín del doctor Alan García Pérez paladeó, saboreó, degustó, se empalagó, con las mieles de las altas esferas del poder y nada decía de interesante sobre la franja oriental de la patria. Hoy, cuando anda lejos de la ubre, por el momento, recién dice algo que vale la pena con respecto a los selvícolas. En Iquitos dijo que hay que repensar la Amazonía.

Es cierto, es correcto, es puntual, repensar el significado de esa región que sigue siendo el pariente pobre, el patio trasero, el perro del hortelano. Hay que voltear la torta con una región que da tanto al país, el agua que consume Lima es de la montaña, el pozo petrolero más suculento de la nación incaica es del monte. Y así por el estilo. Entonces, punto por punto, coincidimos con la frase del líder aprista. Lo único que lamentamos es que lo diga alguien que en su momento tuvo bastante poder. Y que se hizo el loco con respecto a los verdores. Lamentamos que haya pasado tanto tiempo, dos lustros, para que diga algo que podría mejorar las relaciones entre los bosquesistas y el resto de este Perú y sereno.

El drama de este país también ha sido el retraso, lo tardío, lo fuera de lugar. Y don Jorge del Castillo encaja perfectamente en esa indeseable tradición. Al parecer necesita estar lejos de las ceremonias, los discursos, los antojos, del poder para ponerse a pensar. Pensó tanto en estos años en que no está en el gobierno que ahora ha decidido repensar sobre la frondosa región peruana. Aunque, claro, más vale tarde que nunca.