Javier Vásquez
El aborto es la interrupción del embarazo antes de las 22 semanas de gestación, esto es aproximadamente los 5 meses, o, si no se conociera este dato, si el feto pesara menos de 200 grs. Esta es la definición técnica y algo fría.
Se clasifica en varios tipos, entre ellos los espontáneos y los provocados, que por estudios se cree que son entre el 30 y 50 % de todos ellos. Ahora bien, con estos datos alarmantes, hay que puntualizar una cosa: nadie se embaraza porque le gusta abortar, por ende hay que entender que la decisión de provocarse un aborto es, para una mujer y su pareja, algo sumamente difícil y que puede tener secuelas físicas y psicológicas que pueden durar semanas o meses.
Diariamente llegan de 3 a 4 casos de abortos incompletos al Hospital Regional (habría que sumar a ellos los que acuden a los otros hospitales, centros de salud y clínicas de la ciudad para tener una idea más exacta de este hecho) en el que ya se eliminó el producto de la concepción y solamente queda parte de la placenta, que se extrae luego por un legrado uterino, que se realiza en sala de operaciones, o por una aspiración manual endouterina (AMEU), que se realiza en tópico y con anestesia local.
Después de un AMEU la paciente puede ser dada de alta a las 2 horas, en promedio, y después de un legrado uterino a las 6 horas. Es recomendable no tener un nuevo embarazo hasta 6 meses después, que dará tiempo al médico para evaluar cualquier enfermedad de fondo que lo haya provocado, para evitar la recurrencia del aborto.
Muchas mujeres quedan muy mal psicológicamente después de un aborto y tienen que recibir terapia de apoyo. La pareja juega un rol importante en una evolución favorable de la mujer.
Los costos de un legrado uterino, AMEU, hospitalización, que incluye alimentación, está subvencionado por el estado a través del SIS. Hay que imaginarse la cantidad de dinero que se ahorraría con solo evitar los embarazos no deseados.
Raramente el aborto puede ocasionar una muerte materna, pero ello no es imposible: las causas más frecuente son las infecciosas que se presenta en organismos debilitados o en los abortos provocados y las hemorrágicas, cuando la mujer no acude prontamente a una institución de salud ante el primer signo de alarma.
Lo ideal es no llegar a un embarazo no planificado. Se debe facilitar acceder a los métodos anticonceptivos a toda mujer en edad fértil, que tenga vida sexual y que, por el momento, no desee un embarazo por razones de salud, estudio, trabajo u otras, totalmente respetables. Con ello evitaríamos muchos abortos provocados por embarazos no planificados.
Los consultorios pre concepcionales, en que evalúan a la mujer antes que se embarace, para diagnosticar si está en buenas condiciones físicas, si no tiene infecciones subclínicas que pueden llevar a abortos, son, también una estrategia buena para evitar abortos por causas de alguna enfermedad materna. Con estas dos estrategias sencillas estaríamos evitando un alto porcentaje de abortos.
Estoy convencido que una buena educación en el colegio y en el hogar principalmente, hará entender a los jóvenes de los riesgos terribles de un embarazo no deseado y de las consecuencias, a veces funestas, de un aborto provocado. A la obra ya.