Para Roberto Zariquiey, lingüista, profesor y fundador del laboratorio Chana, que busca salvar lenguas indígenas, el 77% del territorio peruano es Amazonía, por lo que en realidad, el Perú es más un país amazónico que andino, y la población debería conocer lo que pasa, respetar la diversidad lingüística y cultural porque los problemas de la Amazonía son de la humanidad.
“Todas las cosas relacionadas con el cambio climático o con el agua pueden tener respuestas desde la Amazonía que tiene un conocimiento enorme sobre la salud, espiritualidad y medio ambiente, pero lamentablemente, los peruanos no lo escuchamos”, refirió.
A los 17 años, viajó a la comunidad shipiba de Puerto Betel para un trabajo de voluntariado. En ese momento conoció la conexión con la naturaleza y ese viaje fue determinante en su vida. Al morir su padre, estudió Lingüística para volver a la Amazonía, pues esa era su mayor motivación.
“Luego de esa primera visita, regresé varias veces y viví con los shipibos. Comencé a tener el sueño de escribir una gramática. Me di cuenta de que la Amazonía nos habla, eso lo dicen las personas que se relacionan con ella y yo he llegado a tener en algunos momentos sensaciones muy claras de que eso no es descabellado”, contó.
Considera que para un amazónico todo tiene vida, todo tiene voz, todo tiene perspectiva. Bajo esa mirada no solo tú ves al jaguar, el jaguar también te ve a ti. Y no solo él, también los pájaros, los ríos, las piedras y todas estas entidades tienen lenguajes y comprensión.
Actualmente Chana trabaja con lingüistas buscando revitalizar estos idiomas, pero la idea de la transmisión intergeneracional de las lenguas es generar espacios también en la transmisión de conocimientos.
Criticó que exista poca presencia del Estado y eso origina que se dé mucho abandono y cuando surgen emergencias, la ayuda termina dándose de forma privada y no necesariamente de parte de empresas, sino de personas que ponen su dinero.