Percy Vílchez Vela
En una balsa flotante, que después viaja por tantos pueblos de la ribera, un hombre se dedica al cuidado de los perros callejeros. El mismo ha renunciado a su candidatura para la alcaldía de San Juan, ha dejado de lado su actividad política y en cuerpo y alma se ha dedicado a fundar una perrería ambulante. El lector ya habrá sospechado que se trata de don Joel Parimango que un buen día prometió hacer una clínica canina para atender las demandas de tantos perros sueltos y revueltos que había en la ciudad. Al principio la oferta era parte de un plan para atender a los animales pero, súbitamente, el candidato se sintió atraído por los ladridos, las patas y los rabos de los incontables canes que había en Iquitos. Después de perder las elecciones se sintió mal porque ya no iba a fundar la clínica canina. Eso no podía ser. Entonces decidió renunciar a todo y dedicarse en cuerpo y alma a atender a los perros.
La balsa flotante fue comprada a precio de remate y se convirtió en el vehículo que utiliza Joel Parimanfo para viajar buscando más perros para atender. En dicha balsa los canes son atendidos con alimentos y medicinas para sus males. En sus recorridos por los ríos de la fronda peruana Parimango invierte meses y en cada parada recoge a los perros que son abandonados por sus dueños. Hasta el momento ha realizado incontables viajes y se ha propuesto viajar hacia otros países recogiendo a todos los perros abandonados del planeta. Es de ver cómo ha cambiado la vida de Joel Parimango. No recuerda que alguna vez quiso convertirse en alcalde y cada día adiestra a sus perros para que hagan números de circo.
El antiguo candidato está seguro de que con paciencia y habilidad logrará montar un negocio de perros divertidos que podrán generar ganancias para seguir viajando e incorporando nuevos canes. Muchos dicen que en esa balsa ya no caben más perros y que sería conveniente que Parimango comprara una flota de balsas para albergar a los canes que recoge de tantas partes. Es de suponer que ahora el antiguo candidato se encuentra contento con su nueva vida, una vida que le ha convertido en un eximio pastor de perros.