ESCRIBE: Jaime A. Vásquez Valcárcel

El profesor Pedro Mozombite, desde Nauta, envía una semblanza sobre Otoniel Vela Llerena porque en la fecha cumpliría 162 años de nacimiento. Otoniel, entre un centenar de aportes sociales y ejemplares, fue el que tuvo la iniciativa de construir el “Hotel Palace” en la esquina de Putumayo con Malecón Tarapacá en Iquitos. Nadie, nadie, puede referirse a Iquitos sin mencionar ese legado.

Pido, ingenuamente, al profesor Pedro que me envíe una foto de don Otoniel. Tiene una que es la misma de siempre. Solicito, entusiastamente, a uno de los descendientes de ese nautino una fotografía donde se muestre el rostro de ese empresario que fue alcalde de su ciudad natal, aunque hay una controversia sobre el lugar donde nació seguro porque las personas con esas características nacen donde quieren. Sus tataranietos seguro sabrán poco de él. Sus nietos igual. Y así sucesivamente.

Así como Otoniel Vela Llerena hay más de una docena de caucheros oriundos que, en competencia con los judíos, españoles, portugueses, italianos, supieron salir airosos en ese difícil negocio y fueron triunfadores. Con dosis de enajenación emprendieron empresas comerciales y dejaron en Iquitos y localidades aledañas edificaciones o que fueron abandonadas o traspasadas a propietarios externos. Fueron poderosos, famosos y cariñosos. Poder que les daba la actividad que desarrollaban, fama que les otorgaba el éxito que forjaron, cariñosos con los propios y extraños, a juzgar por los testimonios recogidos. Sin embargo, nadie se preocupó en difundir lo que hicieron. Por eso los caucheros filántropos, que los hubo a montones, han cedido paso a la narrativa catastrófica. Los descendientes están preocupados en cómo repartirse la herencia dejada y no en mostrar las bondades sociales que fundaron. A pesar de todo eso en Iquitos y otras ciudades amazónicas aún quedan edificaciones e instituciones que fueron posibles por el dinero que ellos pusieron. Es una tarea pendiente darles el lugar que se merecen como una forma de expresar no sólo agradecimiento por sus acciones sino para dejar de ser injustos con los nuestros.