Cuando escribo esta crónica una persona en Estados Unidos de América, de 21 años, asesinó a nueve personas en una iglesia motivado por el odio en el cuerpo. El es una persona blanca, corte de pelo estilo bacinica y luce banderas surafricanas del apartheid. Su padre le regaló una pistola para su cumpleaños. Y dijo algo así vengo aquí a matar negros. La policía ha calificado a este asesinato como de crimen de odio. Cuando leo este tipo de noticias me pongo a pensar en la educación recibida en casa, en el colegio, en su país. Es muy triste y doloroso. Coincidiendo con este execrable asesinato en Dinamarca el partido de centroizquierda ha perdido las elecciones frente a su rival de centroderecha con tintes xenófobos. Aquí en España el partido conservador (también los partidos nacionalistas) siempre azuza el tema de la inmigración lanzado bulos infundados sobre esta situación y los chistes siempre de mal gusto (en la derecha y en la izquierda) se ensañan contra esta población vulnerable. El culpable de los males de España y el mundo es la inmigración (¡pobre infelices!). En Italia un miembro de la Liga Norte llamaba a una ministra afroeuropea gorila y que fuera a comer plátanos. En Francia gana poder el partido de Le Pen (padre e hija) promoviendo un discurso contra los inmigrantes y musulmanes. Los telediarios tienen dos a tres minutos en su edición para hablar contra los musulmanes ortodoxos y muestran sus crueldades. Hace poco en un diario perulero leía que en un estudio reciente Perú sobresalía por ser un país racista a nivel latinoamericano, triste honor, digo yo. Me cuentan que Guatemala no se queda atrás. Como se puede observar el mundo trasunta odio por todos lados. El lobo que llevamos dentro está empezando a devorarnos.
