EL MISTERIO DEL DINERO

En estos tugurios de bochinche y de carnaval, de pleitos por las puras y de cerveceras citas, donde por la plata baila el perro mientras el gato sirve de guitarrero, los movimientos para alcanzar la ubre del poder, los grupos de amigos para engatusar a los pobres votantes, los grupúsculos de patas que buscan los jugos gubernamentales, las  asociaciones para ganar cualquier elección, andan con retraso. No se alinean como debe ser y, por algún motivo extraño, por alguna razón de peso, no presentan la información financiera requerida. En el peliagudo asunto del billete, en ese poderoso  caballero  que reina y gobierno los destinos humanos, las cosas no marchan para los que ya andan en campaña.

Mientras unos cantan como gallos cantineros, pían como pollos abandonados, rugen igual que fieras en el bosque o pegan sus siglas con sus símbolos en cualquier parte o atacan al contrario o se hacen los misios y pobres que gastan una bicoca, el organismo electoral les viene exigiendo que respondan a las incómodas preguntas sobre la marmaja con que mueven la jornada de las ánforas. De acuerdo a ley, cada partido o movimiento tiene que tener las cuentas en claro, decir de dónde viene el molido y demostrar cómo gastan sus ingresos. Eso es la ardua búsqueda de la transparencia. Y eso no hacen todavía los 5 colectivos que pertenecen a la zona, según información de ayer que apareció en este diario. No es que seamos impertinentes o suspicaces, pero se supone que ese espinoso asunto debe ser lo más claro posible.

Para el votante es fundamental conocer de qué caudaloso río viene tanta plata para el astronómico gasto de cada campaña electoral, incluido los alquileres de paredes o muros para pintar nombres y siglas partidarias. De manera que exigimos a los líderes de las agrupaciones que, por favor, digan de dónde pecatamea, de qué parrillada han sacado el sencillo para cancelar un solo spot televisivo, de qué tómbola surgen los excedentes para contratar tanto operador político.