Escribe: Percy Vílchez

En momentos en que voceros de uno y otro lado defienden a capa y espada las bondades del modelo neoliberal, en instantes en que recalcitrantes derechistas insisten en seguir los dictados mercaderes, estalla la mala noticia del incremento de la pobreza en el Perú. Las cifras son devastadoras. Hoy hay unos 2 millones y medio de pobres más que hace 3 años. El aumento de esa desgracia nacional ocurrió debido a los desmanes ocasionados por la pandemia del coronavirus, dice la fuente oficial. Pero esa peste fue tan solo el detonante que actuó en terreno sembrado por malos gobiernos. Es decir, de todas maneras el incremento de la pobreza iba a remecer nuestro país. Porque la acumulación de la riqueza no es extensiva, no es colectiva, sino el privilegio de unos cuantos afortunados.


Cuando en el Perú se impuso el revenido modelo neoliberal, se hablaba de la derrota de la pobreza, el surgimiento de una clase emprendedora, la acumulación de excedentes en forma de gota a gota. El modelo parecía novedoso y prometía un futuro mejor para todos. Todo quedó en simples ilusiones. Muy pronto el modelo esgrimió su voracidad, su implacable manera de crear marginados y excluidos, su tendencia a vincular corrupción con el poder. Por otra parte, el modelo ya había mostrado sus grietas y declives y su incapacidad para solucionar los graves problemas estructurales. Pero sus mentores se hacían los locos y seguían defendiendo un modelo roído por el fracaso.


El fracaso de más de 3 décadas de gobiernos que repitieron a ojos cerrados un manual es más que evidente ahora con esos 2 millones y medio de pobres en el mapa del país. Las ilusiones de erradicación de la pobreza, las acciones que se emprendieron para que los peruanos accedieran a la riqueza, las campañas que se hicieron para escapar de ese fantasma, no han servido de nada. De pronto, con mucho más pobres que antes, nos quedamos indefensos ante la ruda y cruda verdad. La pobreza ha aumentado en estos años de verborrea triunfalista, de supuestos éxitos en el campo económico, de logros en las labores de emprendimiento. Es como si hubiéramos perdido 3 décadas deslumbrados por las promesas del mercado.


Lo que sorprende es que la derecha que hoy gobierna y que sigue defendiendo a capa y espada el modelo fracasado, no dice nada sobre el incremento de la pobreza. No dice nada sobre el fracaso clamoroso de un modelo que sirve para hacer más ricos a los ricos. No dice nada y sigue aferrado a los dogmas del mercado como la gran solución a los graves problemas nacionales. En su ceguera, en su tozudez, los derechistas se empeñan en seguir en lo mismo como si el modelo no mostrara sus desgracias y sus fracasos. En sus medios adictos inventarán de todo para no referirse al brutal incremento de la pobreza peruana. No admitirán entonces que la utopía que enarbolaron era un engaño. Seguirán, cínicamente, defendiendo un sistema que hace agua por todas partes. Y desde sus posiciones de privilegio y de mando, de cercanía al poder en marcha, seguirán manipulando para obtener mayor poder.


Lo más grave de todo es que esos 2 millones y medio de pobres se incrementarán debido al bajo crecimiento anual de la economía nacional. Para salir del actual estado necesitamos crecer durante unos 20 años a un 4%. Es decir, estamos condenados a vivir con la pobreza durante mucho tiempo, lejos ya de los triunfalismos facilones, de las ilusiones descabelladas, de las promesas falsas, del futuro promisorio del mercado que nunca arribó a las costas de este pobre país.