El varón de un metro de estatura, escasos cabellos en la cabeza, nariz pronunciada, ojos saltones y boca pequeña, ganó las elecciones para obtener el galardón de la gobernación de Loreto. Nadie supo de él durante la campaña electoral, nunca figuró en las encuestas bambas o no, pero al final de la batalla de las urnas electorales  salió vencedor con un amplio margen de ventaja. Las autoridades electorales enfrentaron entonces un carrusel de denuncias sobre fraude para favorecer a ese candidato disminuido que no tenía quien le escribiera. Pero al final, gracias a la presencia y la verba de unos abogados de primera, se impuso ese candidato de última hora. Fue así como la vasta región de Loreto fue gobernado por un enano que apareció de improviso.

El varón del metro de estatura era en verdad un hombre dinámico, activo y lleno de pundonor que se levantaba muy temprano para poner en marcha su plan máximo que  era dotar de letrinas a la  población regional.  Fue así como diseñó un vasto cronograma de construcciones en diferentes puntos del territorio para poner letrinas públicas y privadas en todas partes. En poco tiempo, Loreto cambió de rostro y era común y corriente encontrar por todas partes flamantes y vistosas letrinas que decían bien a las claras que las cosas habían cambiado. Las letrinas se convirtieron en lugares atractivos para el turista nacional e internacional y fue así como se terminó por cobrar para realizar una visita guiada por el interior de esas construcciones que engalanaban el territorio verde.

Las letrinas sembradas en tantas partes se convirtieron con el tiempo en elementos de exportación y fue así como los modelos y los diseños fueron vendidos a varios países que también querían dotar de letrinas a sus gobernados . Poco después el candidato del metro de estatura fue condecorado por un premio internacional y muy pronto tuvo que dejar el poder luego de realizar un gran gobierno basado en la construcción de las letrinas por todas partes.