El aciago día en que se acabó el dinero para la limpieza pública, el alcalde Gerson Lecca entró en un estado de pánico. Era increíble que justo en ese momento, cuando estaba en plena cruzada para acabar con los desperdicios de Belén, viniera a fallar el presupuesto. Pero así fue. El motivado burgomaestre, después de superar la sensación de derrota completa, decidió que tenía que hacer algo para seguir en esa gesta que las generaciones iban a apreciar. De modo que se armó de una bolsa de plástico grande y salió a juntar los desperdicios que entonces habían aumentado en el distrito. Bolsa en mano, el alcalde fue juntando las porquerías que se acumulaban y allí se le ocurrió la brillante idea de hacer que todos los trabajadores del municipio, todos los moradores del distrito, tuvieran una bolsa permanentemente para juntar cualquier desperdicio. Con el poco dinero que le quedaba el alcalde compró miles de bolsas de plástico y las donó a las principales entidades del distrito, a muchos moradores que iban a visitarle para hacer alguna gestión.
Después buscó colaboración económica en los ministerios para comprar más bolsas. Estas fueron traídas de diferentes países con la consigna de salvar a Belén de la basura de todos los días. Ello fue el inicio de una nueva era para el distrito. Porque entonces cada persona quedó obligada a portar una bolsa de plástico para juntar los desperdicios que diariamente encontraba a su paso. Fue entonces cuando todo Belén se vio incentivado con el aporte de la bolsa salvadora que era utilizado para realizar labores de limpieza. . Cada poblador estaba obligado a llenar su bolsa en el término de la distancia, impidiendo así el surgimiento de esas desagradables acumulaciones que aparecían de improviso. El distrito pronto quedó limpio de polvo y paja gracias a las bolsas salvadores que luego depositaban los desperdicios en contenedores que había adquirido el alcalde.
La situación se complicó cuando hubo una denuncia contra el alcalde porque supuestamente tenía una fábrica de bolsas en el extranjero desde donde se importaba esos artículos. El señor Gerson Lecca salió a desmentir la acusación con pruebas contundentes, con explicaciones razonables, pero en verdad era demasiado tarde. La campaña de las bolsas salvadoras naufragó debido a la falta de credibilidad de la autoridad edil. Entonces los desperdicios volvieron a aparecer y hoy por hoy Belén es el lugar más contaminado y sucio del mundo.