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Que sensación de estar cerca a Dios, en medio de la tranquilidad de la selva, a orillas del río cuyas aguas se muestran quietas y cristalinas como un espejo. Ahí está el bote con su motor peque peque, un hombre y su laptop seguramente mandándole mensajes al alma. Y una lámpara de mecha que más que iluminar le da el toque de romanticismo a todo este paisaje.