En estos tiempos de pensamiento único, del liberalismo, pensar lo contrario te rellenan de improperios. Izquierda radical. Quieren revivir los Gulaps. Comunistas de café. Las utopías son cadáveres. Son los adjetivos fáciles y muy superficiales que llueven en estos tiempos de austeridad y externalización de costes. Es un lenguaje dogmático que no admite réplica. Ellos tienen la verdad, los otros se están saliendo del camino. Orates. Descarriados. En plena crisis económica en España hay recomendaciones que demuestran la poca sensibilidad de los que tienen el timón del barco. En este caso, el Fondo Monetario Internacional (FMI). Hace poco ha recomendado (es un eufemismo porqué tienen mecanismos para hacerlos obligatorio en desmedro de la soberanía de los países que casi es imperceptible) a España que aplique más planes de austeridad, que haya copago sanitario y en educación – los informes sobre la infancia en España señalan que esta se encuentra en estado crítico por la aplicación de las medidas recomendadas por el FMI y sus profetas. Mencionar gastos sociales les brota, a los funcionarios del FMI, espontáneamente alergia o salpullido. Es una lógica ciega que no admite retroalimentación. Lo que ellos se dicen se hace sin murmullos (hay un pronto autoritario en estos funcionarios). Sería necesario sugerir a estos burócratas y sus conmilitones que leyeran o releyeran la novela de Charles Dickens “Tiempos difíciles” donde se señala que el mundo de los números no conlleva a nada si no pensamos en las personas. Cada día hay más desigualdad económica y social. Las decisiones económicas basadas en cálculos y modelos macroeconómicos si no tienen en cuenta las emociones de las personas no tienen ningún sentido. Están destinados al fracaso más absoluto.

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