El desperdicio de una industria

En el mundo moderno, en el mundo de hoy, en el mundo que puede reventar en mil pedazos este 21 de diciembre, según ciertos palteados, ya no se puede despreciar, denigrar y taparse la nariz ante cualquier montón de basura. Cualquier montón de desperdicios tiene un valor distinto al que le dieron nuestros cercanos antepasados, los que recogían la basura en carretas jaladas por mulas. O los que discutían absurdamente sobre dónde y cómo acabar con los desperdicios. Y no se trata de andarse con rodeos y hablar de pequeñas cosas que se pueden sacar de la basura nuestra: abono, metano, no se sabe qué futilezas más. Se trata de otra cosa. Algo que puede cambiar radicalmente esas jornadas de junta de inservibles que acaban reuniendo la basura en un lugar para después arrojarla a otra parte.

La ciudad alemana de Lenz, por ejemplo, tiene 90 mil habitantes y ellos y ellas ya están en el lejano futuro, fuera de las canalladas del petróleo, de los costosos paneles solares, de los lastres de las hidroeléctricas, de cualquier otra fuente de energía que maltrata el medio ambiente, que afecta a los seres humanos. Porque, sin ascos, sin taparse la nariz, han desarrollado la tecnología de extraer la energía cotidiana de la basura inmediata y de los excrementos de los animales. Así como se lee. Las máquinas que se encargan de extraer energía de esos residuos son los biodigestores. No son tan caros y rinden muy bien a la hora de la verdad.

En serio, no se trata de una broma de mal gusto. Se trata de demostrar que es posible hacer que la abundante basura de siempre, la  basura de las calles, la basura de las esquinas, la basura que nadie puede limpiar, nos sirva de verdad. La basura entre nosotros es una industria. El alcalde Juan Cardama llevando la basura a la casa de un empresario basurero es una imagen poética, pero es un desperdicio, pues no condujo al valor agregado. ¿Debemos seguir en lo mismo, desperdiciándola con esos cambios de lugar? ¿O debemos dar el salto y hacer que esa basura acabe algún día, por ejemplo, con los nefastos apagones?