Por: Gerald Rodríguez. N
Sinfonía del bosque es la última muestra pictográfica de la artista Contamanina Gladys Zevallos Chávez, que se puede ver en sala de la Gobernación de esta ciudad, muestra innovadora por el trabajo genuino de Gladys ya que su manifestación artística recae en el uso de tintes naturales, combinándose esto a una manifestación artística profunda del arte abstracto amazónico y femenino. Desde su Yurmamana (centro de arte vivencial ecológica), que se basa en el estudio, dibujo y elaboración de tintes naturales, proyecto aun en construcción, pero que ya desde hace mucho tiempo su lugar de inspiración artística, nos trae desde el mundo amazónico profundo una muestra colorida de sonidos y un lenguaje, que de seguro, solo se comunica con el corazón.
Las figuras de los sonidos mostrados en lienzos, la sensualidad del color amazónico oculto en la espiritualidad de la plantas, rodea desde su oculta savia colorida la casa de los amazónicos; con sus lianas de luz colgante, desde su color que se muta con el vacío del silencio de la noche. Con las plantas transparentes, las plantas de la luz en la pintura de Gladys se mueven hacia las líneas del origen que dio vida a la Amazonia. Aquellas líneas que se juntan, que se entrelazan y se cruzan en esos espacios de diversos colores, que juegan a ser un destino en la vida del hombre amazónica.
El árbol sin cuerpo, transparente, pura figura de luz formando su cuerpo en un pedazo de vida es quien determina el espacio inexplicable del sabio color de la Amazonía. La mujer juega un papel en el contacto espiritual con la naturaleza. Es el origen de la luz que se descompone en la diversidad de colores de las plantas, con su amplia sabiduría del color, la sensibilidad del color y la ternura. Las sensaciones pictóricas amazónicas manifestadas en aquellos trazos abstractos y profundos, aquellos rostros de la imagen de los colores, es la ruta de la explicación de lo que el alma siente frente a la naturaleza, son los trazos del cosmos revoloteando en el mundo interior del artista. Su verdad es única, su color y su alma de su naturaleza dan vida en cada segundo que se eterniza el color en el bosque.
El rostro del color es el rostro del cosmos, del sentimiento humano ante tanta hermosura que desprende la naturaleza y sus habitantes; el hombre y la naturaleza se juntan, la vida nace del color, la vida sale de las resinas y nos vemos plasmados luego en ella. Entonces la naturaleza es existencia colorida.