EL CANDIDATO PERDEDOR
En vez de continuar clausurando agujeros, tapando forados, desapareciendo huecos callejeros, tal y como lo hizo cierta vez ante atenta cámara televisiva, el candidato migrante, Euler Hernández, ha desatado la guerra de los colores. En vez de agarrar su paleta de albañil, empujar su carretilla llena de cemento y arena y, sin la cámara televisiva, seguir curando las pistas de Iquitos, dijo que el Mil siempre fue naranja. No sabemos si el asunto es con o sin pepas, pero el otrora miembro del gallismo merista respondió a los fujimoristas que se creen dueños de ese color. Para acabar con esa controversia recomendamos a ambas falanges que se vayan a Huando de donde son esos agradables frutos.
Y dejen en paz a los pobres y sufridos electores que asisten a la pugna del color naranja, como si ello fuera trascendental para los destinos de la región. La campaña política, aparte de lo ya visto y vivido, de lo ya conocido, se empaña con la disputa por el color. El que más sale perdiendo con esa acuarela es el señor Hernández. Mil veces debe pensar en lo que está haciendo, en que los votos se le van, por haber dejado de tapar desgracias callejeras. Para recuperar el norte y los votos el señor aludido debe inscribirse en el gremio de construcción civil, verificar cuánto gana diariamente un ayudante de albañil y emprender la más grande y solidaria cruzada de acabar con los forados pisteros.
Y si gana, gracias a nuestra recomendación gratuita y desinteresada, no debe abandonar el oficio constructor. Ni debe esconder su carretilla. Tiene que seguir en lo mismo, pues las pistas de ahora no valen nada y al toque presentan agujeros. De manera que chamba tendrá siempre el señor Hernández. Como hay tantas cosas que hacer desde hace siglos, podría gobernar perfeccionando su albañilería y, por ejemplo, dedicarse a mejorar las condiciones ruinosas del Patrimonio Arquitectónico.