Percy Vílchez Vela
En uno de los suburbios últimos de Iquitos hay un bar de mala muerte que atiende de amanecida. Los clientes son gente de mal vivir que bebe golosamente los peores licores de la industria casera. Entre los consumidores habituales hay un ciudadano que entra de un momento a otro, se ubica en una mesa cerca a una de las ventanas y bebe sin parar, mientras despotrica de todos los políticos de este y del otro mundo. El insaciable bebedor es un antiguo candidato a la alcaldía de Maynas. En su momento aspiraba el sillón consistorial con un ímpetu, una energía y una ambición inigualable. Entonces hacía su campaña, pegaba sus afiches, concedía entrevistas y prometía el oro y el moro para sacar al distrito del atraso y las calamidades de siempre.
Todo iba sobre ruedas y el candidato ya se veía en la alcaldía, pero una noche algo ocurrió. Mientras regresaba de una opípara y bien roceada reunión, fue detenido por la policía de tránsito. El candidato quiso disimular que había bebido demasiado, pretendió sobornar a los uniformados para que no le hicieran pasar por el alcoholímetro, pero nada pudo hacer y la policía detectó que había superado con creces lo permitido. Al día siguiente la noticia estalló en los diarios y los noticieros radiales y televisivos. El escandalo se armó entonces y el candidato quedó por los suelos, pues todos y todas le acusaban de borrachín, chupador e indigno de dirigir los destinos del distrito.
El candidato bebedor se llama Róger Gronerth y en esos días desventurados entró en los suburbios de una crisis aplastante y, ante la avalancha de la gente, tuvo que renunciar a su candidatura. Eso fue como saltar al vacío, ingresar en los socavones de la desesperación. Entonces encontró en el constante uso del licor la compensación que requería su espíritu para seguir viviendo. Fue así como el antiguo candidato se convirtió en un asiduo visitante de la taberna de mala muerte. Entre brindis y brindis no deja de mostrar su desprecio por la política, su desdén por los candidatos y su bronca contra cualquier alcalde de tres por cuatro.