Cuando el organismo electoral prohibió al mandatario Ollanta Humala hablar mal de los candidatos, este decidió reforzar sus salidas a correr. Fue así como desde las cuatro de la madrugada se le veía trotando alrededor de palacio de gobierno. Luego corría embalado   por algunas calles centrales de Lima. Más  tarde se iba a recorrer a la carrera algunas barriadas de la capital.  Al trote, en su mismo lugar, realizaba las funcionares propias de su alto cargo, recibía a distintas personalidades y se reunía con sus ministros. En ese estado de carrera permanente lanzaba su discurso durante la inauguración de alguna obra.  Y no dejaba de correr cuando viajaba cualquier lugar.

 

El presidente Humala tenía entonces que correr en todo momento para contenerse y no lanzar críticas contra los candidatos. Estos aprovecharon la situación del mandatario peruano para lanzar denuestos contra él y contra su gestión.  El presidente respondió corriendo más lo que equivalió a su participación en diferentes competencias atléticas que se realizaron en varios lugares de la tierra. En esas contiendas ocupó el último lugar. Pero no se amilanó y se preparó para ganar alguna maratón que se iba a realizar en cualquier momento. Mientras ocurría eso, arribó a la ciudad de Iquitos.

 

Desde que bajó del avión el presidente Humala trotó a paso seguro hasta salir del aeropuerto internacional. Luego emprendió larga carrera por la avenida Abelardo Quiñones. Sin detenerse recorrió las calles Próspero, Arica, Tacna y otros lugares. No vino a inaugurar nada,  no dio ningún discurso de ocasión, ni recibió a nadie en ninguna parte. En los días en que se quedó en Iquitos continuó corriendo como loco. Entretanto las elecciones presidenciales y parlamentarias se realizaron y el mandatario entonces dejó de correr y fue internado en una clínica para que se recuperara luego de haber realizado descomunal esfuerzo.