“El amanecer de la palabra”
Por: Jorge Pérez Rubio
Con la finalidad de lograr el afianzamiento de la cultura étnica en el marco de la iniciativa que la Asociación Curuinsi viene desarrollando con el apoyo del Gobierno Regional, Red Ambiental Loretana, Instituto de Investigación de la Amazonía Peruana (IIAP) y Radio La Voz de la Selva, en los últimos dos años, se ha conseguido revitalizar y practicar conocimientos tradicionales de los pueblos indígenas murui, ocaina y bora del Perú –cuyo legado ha sido gravemente trastocado por el régimen inhumano perpetrado en la época del caucho en el Putumayo–; a partir de la participación de sabedores ancestrales provenientes de las cuencas del Putumayo, Ampiyacu y Napo –la mayoría de los sabedores ancestrales son ancianos y que en el decurso de la “modernidad” han sido impelidos a la soledad y a la diáspora exorbitante de sus tradiciones y seguidores, habiéndose resistido muchos de ellos con la fuerza inmortal del espíritu infundido por los antepasados y han permanecido vigentes a través de sus cantos, cosechas, rituales y concejos; y unos pocos no han remontado la nimiedad de la intemperancia del alcohol introducido, inicialmente, por los misioneros para doblegar la pertinacia de su propia fe e inocular el fervor religioso de las “reducciones”–, con la expectativa de ampliar la presencia de sabedores de otros pueblos originarios.
En la “Maloka del Aprendizaje y Encuentro Intercultural”, construido el año 2011 aplicando la arquitectura tradicional del pueblo murui, se han establecido metodologías y procedimientos de estudio y reflexión de los saberes ancestrales dirigidos a concretar su revitalización y escrutar con el imaginario el vasto conocimiento étnico que fue apilado por investigadores y recopiladores en los museos y bibliotecas en distintas partes del mundo. Riquísimos conocimientos hoy adormilados habrían de recalar en la necesidad intercultural de estos tiempos y conectarse con el efluvio de la palabra que cada noche los sabedores reproducen en la maloka de la Asociación Curuinsi; y la persistencia de los jóvenes interesados en su aprendizaje encuentren en su esencia el contenido puro ausente aun en sus propósitos.
Los sabedores son la expresión milenaria de la vocación de enseñar y guiar por el camino de la sabiduría que atañe la comprensión material e inmaterial de la naturaleza –se constituyen en el interior de un pequeño universo que se comunica con honestidad y responsabilidad con otros universos (agua, aire, bosque, tierra, fuego, especies) y procuran el reino de la armonía y fecundidad al servicio del todo–, mediante el ejercicio de las principales virtudes que se sostiene en la buena conducta y en el cumplimiento de un catálogo de dietas (abstinencia moderado de los hábitos que tienden a una nociva deformación). Los sabedores y sus discípulos –jóvenes de la etnia murui, bora, kichwa, ocaina, awajún y shawi forman parte ya del círculo del mambeadero y gravitan en relación a la admiración de los saberes que allí van amaneciendo–, encuentran en el cumplimiento de los deberes connaturales una forma de catarsis reivindicativa y afianzamiento con el nivel más profundo de la vida comunitaria, observando e interpretando cada gesto y haciendo duradera, en su conciencia, el huerto del bienestar. Cada ángulo del interior de la Maloka está siendo ocupado por una pequeña comunidad de enseñanza y aprendizaje, y el hálito de la coca y el tabaco envuelven y protegen en espiral en calidad de un verdadero maestro.
El 17 de agosto del 2013, la Asociación Curuinsi, en cumplimiento con el legado de nuestros antepasados tiene previsto hacer amanecer la palabra, que implica la presentación de los resultados obtenidos durante el periodo de revitalización cultural; en efecto, también se ha de reciprocar mediante la fiesta tradicional “okïe” –fiesta que se realiza con el fin de compartir los frutos del esfuerzo, agradecer a la madre tierra y mejorar las relaciones sociales con el derredor material e inmaterial–. Según la tradición oral de los pueblos murui, ocaina y bora “la palabra tiene que amanecer”; es decir, la reproducción oral de los saberes ancestrales se debe manifestar en la expresión fértil de la tierra, en la cosecha de los cultivos, la virtud de sus habitantes y la armoniosa relación con el bosque. Se presentará, además, lo que se ha hendido y creado en el corazón de dos piezas de madera dura para dar vida a las percusiones del manguaré.