El Alcalde orquesta

El Alcalde orquesta

Es más  que seguro que el gran Charles Zevallos  rendiría a todo dar en otro cargo, en otra actividad. Y lejos. En un puesto más relajado, divertido, deportista.  Sospechamos que le iría mucho mejor en una eventual Asociación Nacional de Voladores en Parapente o en una imposible Central  Unica de Viajeros de Gorra pero con Viáticos, con sede en Nueva York o en la otra banda.  Hasta ahora anda en el puesto equivocado. No acierta casi nada en el Municipio de Maynas. Un solo ejemplo: el ciudadano que eligió como director de la Biblioteca Edil mejor estaría dirigiendo el tránsito vehicular donde no se requiere de mucho cerebro. Y la única lectura exigida es un manual manejable. ¿Tan arduo le es al viajante  elegir a funcionarios idóneos para los cargos respectivos de su desastrosa gestión?

La vanidad de los que ejercen el poder puede ser monumental. Un extravío. Solo a una persona que no tiene un mínimo sentido de autocrítica, que no conoce sus límites, que cree que goza de incontables capacidades,  puede querer cambiar de mando sobre el pucho. Es lo que acaba de ocurrir con el burgomaestre de Maynas, quien declaró que pretende convertirse en presidente regional.  Así como se lee. No faltaba más. Ni menos. Ni don Leopoldo Charpentier era tan grotesco. 

El gran Charpico buscaba el poder absoluto, el poder total, anhelando la presidencia peruana. Era sincero en su veleidad imposible. Don Charles le sigue los pasos, desde bastante lejos. No sería nada extraño que en su fuero interno se sienta más capaz que el corredor Ollanta Humala. Es posible que él ya haya solucionado el conflictivo asunto  de Cajamarca. En su imaginación desbocada, desde luego. O sea que don Charles Zevallos se siente un hombre orquesta, un varón dotado de tantas facultades de estadista, con  banda y música,  capaz de desempeñar al mismo tiempo todos los poderes y las funciones de gobierno en esta región. Increíble.