EJEMPLO DE UN FRACASO

[La Consulta Previa].

Escribe: Percy Vílchez Vela

La tan mentada Consulta Previa, proceso de diálogo que iban a ejecutar el Estado y los oriundos, se hizo trizas. La ilusión inicial de que por fin ambos  estamentos iban a ponerse de acuerdo sobre varios puntos de la agenda no desembocó en el pacto esperado. Después de citas, de encuentros, de reuniones acordadas,   las partes se han quedado a medio camino, esgrimiendo cada uno sus razones que el otro no comparte.  Desde el principio el evento estuvo asediado por desavenencias, incomprensiones y hasta maniobras nada santas que al final lo hicieron abortar.  De esa manera se echó  a perder una excelente oportunidad de ponerse de acuerdo en el Perú.  El lamentable resultado es fundamentalmente culpa del  Estado  que siempre puso trabas para que las cosas no llegaran a buen puerto, Ahora queda en el horizonte la posibilidad de que el diálogo interrumpido no se reinicie más.

Después de todo, después que el Estado dijo que oficialmente la Consulta Previa había concluido, los oriundos amenazan ahora con presentar una demanda contra ese evento. Las razones que ellos esgrimen es que durante todo el proceso el Estado incumplió los plazos fijados, no tuvo la debida transparencia, abusó de maniobras para entorpecer o dilatar el proceso y careció de la buena fe que el asunto requería. La demanda en marcha es una clara muestra del fracaso clamoroso de la Consulta Previa, porque indica que una de las partes no está de acuerdo con los argumentos esgrimidos por la otra parte. Ello es un impase insalvable que se veía venir desde el primer día.

La primera cita de la Consulta Previa se realizó en Iquitos el 14 de Julio del presente año. El Estado pateó el tablero al no presentar a ningún representante calificado para que pueda decidir en el acto sobre los 27 puntos presentados por los indígenas agrupados en las organizaciones Fediquep y Feconaco. Para salir del embrollo ese Estado pidió un retraso en el inicio de las conversaciones para analizar la agenda nativa. Ello fue en verdad una maniobra demasiado evidente para no cumplir de entrada con las peticiones de los indígenas. La agenda presentada quedó así flotando en el aire, mientras los del Estado trataban de ganar tiempo.

En la segunda reunión de la Consulta Previa ocurrió un hecho bochornoso. De pronto los apus y representantes agrupados en torno a Fediquep y Feconoco encontraron en la mesa de conversación a miembros de una organización casi fantasma: Oriap. Esta había sido creada recientemente para fungir de interlocutor válido ante el Estado. No tenía representatividad, era una intromisión descarada en el proceso. De tal suerte que los indígenas solicitaron al Estado que retirara del escenario a esos falsos representantes. El dialogo real se retrasaba o estaba en otra parte.  La sangre no llegó al río y el Estado aceptó retirar a Oriap de las conversaciones.

Después que las conversaciones se reiniciaron los oriundos descubrieron, con sorpresa, que en la contrapropuesta del Estado no figuraban los beneficios exigidos. Los representados estatales,  que tampoco podían decidir por su cuenta y riesgo ya que eran de segundo nivel, habían tratado de responder los puntos de la agenda nativa, pero como si fueron miopes no vieron el sector de las demandas sobre compensaciones y ganancias  debido a la explotación petrolera. Era como si hubieran tratado de salir por la tangente, saltando por encima o por el costado de exigencias planteadas en los 27 puntos iniciales. Hasta ese momento no se había arribado a ningún acuerdo.

La siguiente estación del diálogo fue la ciudad de Lima.    A ese encuentro concurrió  la ministra Rosa María  Ortiz. La misma tenía  prisa y como si nada, como si se tratara de cosas sin importancia, dio un plazo de 2 horas para que los oriundos resolvieran la propuesta del Estado sobre el fondo social. No había más tiempo disponible. Las cosas se tenían que hacer en los términos impuestos por la alta funcionaria. Ahí comenzó otra insalvable desavenencia. Los indígenas no estaban de acuerdo con el monto de ese fondo. Pero el Estado logró firmar un acuerdo con 2 organizaciones, una de las cuales era la cuestionada Oriap. Y ese acuerdo trató de hacer pasar como un pacto exitoso. Luego, el 25 de agosto del presente año, declaró unilateralmente que la Consulta Previa ha concluido. Así nomás,  sin considerar el punto de vista de los otros actores involucrados.

Esos otros actores involucrados ahora están en contra de lo que dice el Estado. Para ellos la Consulta Previa ha sido una farsa bien montada y piden que las conversaciones continúen. Pero continúen o no creemos que la suerte está echada. El Perú es un país desgarrado por islas enfrentadas que defienden sus interesas con uñas y garras.  Desde que existimos como nación pocas veces han funcionado los acuerdos, los pactos. Y el fracaso de la Consulta Previa no es más que una estación de una vieja historia: la historia de los desencuentros entre peruanos.