Lizette Andrea Cuesta de 19 años recibió tantas puñaladas que sus agresores creyeron que estaba muerta. Sin embargo, a la mujer le quedaba fuerza para arrastrarse 100 metros y contarle a cuatro transeúntes los nombres de sus agresores. 

La joven estadounidense fue atacada en una zona abandonada de California. Las personas que la encontraron la vieron moribunda arrastrándose por la pista. Quisieron ayudarla, pero las graves lesiones solo la dejaron con vida unos minutos más, tiempo suficiente decir unas últimas palabras.

«Su fortaleza interna para mantenerse viva y luchar es asombrosa. Esta joven se aferró a la vida cuando fue abandonada y pudo darnos la información que nos llevó a los arrestos», dijo el sargento Ray Kelly, de la oficina del sheriff del condado de Alameda.

Cuesta les dijo a los transeúntes que sus agresores se llamaban Mellisa Leonardo de 25 años y Daniel Gross de 19. Esta declaración fue clave para que el juez ordenara la captura de los implicados quienes podrían pasar el resto de su vida tras las rejas.

El móvil del horrendo crimen aún está en investigación. En tanto que uno de los testigos que la encontró moribunda dijo: «estaba tan mal que solo podíamos intentar reconfortarla. Ella peleó como una guerrera».